“Pasaba días enteros, solo, en casa; mirando, con la cara pegada al cristal, el sutil rectángulo de azul entre los tejados. Aquel azul insípido, tan lejano, casi lo encolerizaba; pero no apartaba de él los ojos. Las golondrinas, que desde allí parecían negras, cruzaban como saetas. ¡Sólo allá arriba, en las últimas ventanas, alguien se asomaba a quien ni siquiera conocía! Entonces sentía el vacío de aquella soledad enclaustrada en uno de los más antiguos edificios de Siena, todo deshabitado, con la torre mocha sobre el sombrío Arco dei Rossi; en medio de las casas oscuras y desiertas unas pegadas a otras; con escudos esculpidos que nadie conoce ya, de familias desaparecidas; casas con paredes de dos metros de espesor, con grandes bóvedas, con habitaciones casi sin aire. Las telas de araña grandes como trapos y el polvo de las ventanas siempre cerradas y en los alféizares sobresaliendo de las fachadas.”
FEDERIGO TOZZI: "Con los ojos cerrados"
ODILON REDON: "Les yeux clos"
2 comentarios:
¡Qué buenísimo blog!
Un abrazo.
¡Pues anda, que el tuyo! El regreso de las garzas me ha conmovido.
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