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domingo, 27 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA VIII



"Por cualquiera de los viejos caminos de peregrinación – sobre su trazado, de penitencias y esperanzas, se calcan, en general, los caminos actuales – las torres de la catedral de Santiago surgen siempre con la gracia de lo inesperado y afectuoso, aun para quien lleva en el corazón sus siluetas incomparables, y parecen ordenar el paisaje y corresponderse con las formas leves y finas o graves y lejanas de los montes – el Pico Sacro, el Pedroso – Al pie de Santiago las aguas corren con un brío que preludia la ría. En otro sentido hacia la cabecera de la ciudad – apoyada en castros de profundo simbolismo augural, como Roma en sus colinas – los caminos, los campos, guardan los aspectos y el aroma fuerte y energético de la montaña. Los dos aspectos como los dos climas – en el color de la piedra, como en los afanes y trabajos populares – se contraponen, se combinan, pueden ser observados y apreciados por una fina sensibilidad en las mismas calles compostelanas. Y no sabríamos decir cuál es más hermoso y representativo."

RAMÓN OTERO PEDRAYO: "Santiago de Compostela"


jueves, 24 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA VII


"El nombre de Compostela viene del latín compositum tellus, que significa "cementerio". Antes hemos visto un camposanto que se encontraba extramuros (...), y aquí estaba, en el centro de la ciudad y desde tiempos pretéritos, una necrópolis sagrada donde se enterraba a los druidas. La Quintana sirvió luego de sepultura para mártires, y aquí fueron inhumados Aurelio, Asaribo, Felicísimo y Armenio después de ser trasladados de Tréveris. De cualquier modo, esto nunca fue el Campo de la estrella, que se inventaron los partidarios del Suplantador."

RAMÓN CHAO: "Prisciliano de Compostela"



TELÉMACO


lunes, 21 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA VI


"Estoy en pie allí y miro, pero no son mis ojos los que ven, son los de otros, anteriores. Es su mirada, su panorámica que ha sido ganada con el caminar, con peligros, con fe; habían arriesgado sus vidas y renunciado a todo para estar una única vez cerca del santo, de sus reliquias, ahora veían la ciudad, las torres de la catedral, ese mismo día aun entrarían por la Puerta Francígena, subirían las escaleras de la catedral, pondrían su mano en ese lugar vacío en forma de mano, en la columna central del Pórtico de la Gloria, de la que tanto habían oído hablar, rezarían en la tumba del apóstol y obtendrían su indulgencia plenaria. Eran otros hombres, con los mismos cerebros pensaban otro pensamiento. Algunos lugares tienen eso, una magia a través de la cual participas de los pensamientos de otros hombres desconocidos que existieron en un mundo que ya nunca más será el tuyo."

CEES NOOTEBOOM: "El desvío a Santiago"



ANTON HURTADO: Santiago desde Sarela da Baixo


sábado, 19 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA V: QUINTANA DE MORTOS



Danza da lúa en Santiago


¡Fita aquel branco galán,
olla seu transido corpo!

É a lúa que baila
na Quintana dos mortos.

Fita seu corpo transido,
negro de somas e lobos.

Nai: A lúa está bailando
na Quintana dos mortos.

¿Quén fire potro de pedra
na mesma porta do sono?

¡É a lúa! ¡É a lúa
na Quintana dos mortos!

¿Quén fita meus grises vidros
cheos de nubens seus ollos?

É a lúa, é a lúa
na Quintana dos mortos.

Déixame morrer no leito
soñando con froles d'ouro.

Nai: A lúa está bailando
na Quintana dos mortos.

¡Ai filla, co ár do céo
vólvome branca de pronto!

Non é o ar, é a triste lúa
na Quintana dos mortos.

¿Quén brúa co-este xemido
d'imenso boi melancónico?

Nai: É a lúa, é a lúa
na Quintana dos mortos.

¡Si, a lúa, a lúa
coronada de toxos,
que baila, e baila, e baila
na Quintana dos mortos!


miércoles, 16 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA IV


"Aquellas rúas compostelanas, llenas de soportales, por donde pasean estudiantes y canónigos, nos hablan de una ciudad hecha para el estudio y el rezo, pero donde hallan también campo las lides del amor, y no sé porqué me acordaba de Brujas la muerta y de tantas otras muertas ciudades, y pensaba en amores furtivos, en tragedias ocultas, en dramas de misterio entre amantes de negro bajo la negrura lluviosa de la ciudad, en citas que alguien creería sacrílegas, en las oscuras naves románicas de la catedral".



"Y a vagar luego por aquellas rúas santiaguesas, por sus recodos y esguinces, entre las pétreas plazas, por donde un tiempo llenarían los soportales rezos de romeros, y hoy, en noches tibias, volarán susurros de enamorados. Porque, más que en las alegres ciudades abiertas al sol, más que en las campiñas libres, se piensa en el amor, siquiera como un recurso y un consuelo, en estas viejas ciudades sombrías, levíticas y académicas, sobre las que gravita la pesadumbre de los siglos."



"El sepulcro de Santiago es un sepulcro de España toda. El sepulcro de Galicia acaso sea el de Prisciliano, el gnóstico gallego, obispo de Ávila, que en el siglo IV mezcló el paganismo galaico con las doctrinas cristianas. Así, bautizando las supersticiones célticas, trató de cristianizar a su pueblo. Fue decapitado en Tréveris, parece que su cuerpo fue traído a Galicia, su patria, y acaso su sepulcro fue lugar de piadosas romerías. ¿No se aprovecharía esto más tarde, y así como él bautizó las supersticiones célticas, se trató acaso de hacer ortodoxas esas romerías con una leyenda nueva? Porque un hombre moderno, de espíritu crítico, no puede admitir, por católico que sea, que el cuerpo de Santiago el Mayor esté en Compostela. ¿Qué cuerpo es, pues, el que allí se venera y cómo y por qué se inició ese culto?

MIGUEL DE UNAMUNO: "Andanzas y visiones españolas"


domingo, 13 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA III


"La bibliografía de que disponemos acerca del peregrinaje es vastísima. El camino de Santiago, escribe nuestro autor, representa uno de «los mayores logros de la civilización medieval en la cumbre de su madurez». Quienes seguían el itinerario jacobeo a través de Francia y el norte de la península lo hacían por razones externas o íntimas: cumplimiento de un voto o de penitencia por un crimen, busca de salud física, anhelo de perfeccionamiento interior mediante la aceptación de las pruebas e incomodidades de un largo viaje, adquisición de reliquias, afán de aventuras. El desplazamiento masivo de poblaciones favoreció el desarrollo comercial de centros urbanos en las diferentes etapas de su recorrido. El acontecimiento atraía igualmente a juglares de toda Europa, a mujeres «de escasa virtud» («ir romeras y volver rameras », conforme al refrán), monjas, prófugos, goliardos, santeros, vagabundos. Los hábitos del peregrino fueron inmortalizados por Doña Cuaresma en el Libro de buen amor. A quien haya asistido, como yo, a los musem -s o romerías a los santos en el islam popular magrebí, le resulta fácil imaginar la marea humana de devotos, mendigos, enfermos, buscavidas que, serpenteando a pie por ásperos caminos terreros, avanzaba día tras día hasta el recinto milagroso del santuario. Las manifestaciones religiosas de los romeros de la época no diferían demasiado en el ámbito cristiano y en el musulmán".

JUAN GOYTISOLO: Prólogo a "Santiago: trayectoria de un mito", de Francisco Márquez Villanueva.


miércoles, 9 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA II


"Ahora, antes de entrar en Santiago horro en saberes, simple en la fe como un peregrino y turbado como un rústico en la urbe, sólo me resta confesar que entrando en Santiago por cualquiera de sus siete puertas, tales siete que en el Calixtino vienen dichas, siempre me tomó un azoramiento y desasosiego que pudo conmigo y me descabaló; lleno de sueños, habitado por extremadas fantasías y poco menos que viendo visiones y oyendo las más remotas y oscuras voces -no todos, como en el verso de Péguy, pueden vivir en pleno misterio con vivacidad-, mis estancias compostelanas son, sin duda, los días de mi vida que hayan contribuido más a hacer mis razones, mis deseos y mis temores, y al final, el hombre que soy."


ALVARO CUNQUEIRO: "El pasajero en Galicia"


domingo, 6 de julio de 2008

SANTIAGO DE COMPOSTELA


"De todas las rancias ciudades españolas, la que parece inmovilizada en un sueño de granito, inmutable y eterno, es Santiago de Compostela. La ciudad de las conchas acendra su aroma piadoso como las rosas que en las estancias cerradas exhalan al marchitarse su más delicada fragancia. Rosa mística de piedra, flor románica y tosca, como en el tiempo de las peregrinaciones, conserva una gracia ingenua de viejo latín rimado. Día por día, la oración de mil años renace en el tañido de sus cien campanas, en la sombra de sus pórticos con santos y mendigos, en el silencio sonoro de sus atrios con flores franciscanas entre la juntura de las losas, en el verdor cristalino de sus campos de romerías, con aquellos robles de excavado tronco que recuerdan las viviendas de los ermitaños."

RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN: "La lámpara maravillosa"