"Por cualquiera de los viejos caminos de peregrinación – sobre su trazado, de penitencias y esperanzas, se calcan, en general, los caminos actuales – las torres de la catedral de Santiago surgen siempre con la gracia de lo inesperado y afectuoso, aun para quien lleva en el corazón sus siluetas incomparables, y parecen ordenar el paisaje y corresponderse con las formas leves y finas o graves y lejanas de los montes – el Pico Sacro, el Pedroso – Al pie de Santiago las aguas corren con un brío que preludia la ría. En otro sentido hacia la cabecera de la ciudad – apoyada en castros de profundo simbolismo augural, como Roma en sus colinas – los caminos, los campos, guardan los aspectos y el aroma fuerte y energético de la montaña. Los dos aspectos como los dos climas – en el color de la piedra, como en los afanes y trabajos populares – se contraponen, se combinan, pueden ser observados y apreciados por una fina sensibilidad en las mismas calles compostelanas. Y no sabríamos decir cuál es más hermoso y representativo."
RAMÓN OTERO PEDRAYO: "Santiago de Compostela"
RAMÓN OTERO PEDRAYO: "Santiago de Compostela"