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domingo, 12 de febrero de 2012

PEYREPERTUSE


“Encima de la abadía, una senda serpenteaba entre bojes y enebros, recorría terraplenes calizos y emergía en una pequeña meseta cruzada por un camino arenoso. El castillo de Peyrepertuse parecía colgar de una estribación larga y rocosa. Sus almenas y torres se recortaban contra el cielo. No se veían luces. La noche había caído cuando llegué al pie de la cadena montañosa. Un sendero estrecho ascendía empinado entre las rocas y las raíces de los árboles. Mientras apartaba las zarzas con la ayuda de Que Chova, trepé por las piedras hasta el borde de un abismo. Ensordecido por el ruido de mi propia respiración, me preguntaba dónde habría ido a parar el castillo cuando volví a encontrar el camino, que aparecía inesperadamente a lo largo de una repisa en la cara norte de la cresta. El sendero llevaba a las puertas de la fortificación, donde unos escalones conducían al patio. A la luz de una vela, inspeccioné las torretas y las cisternas llenas de agua, subí por los peldaños hasta la torre del homenaje, en la parte superior, desde donde contemplé las luces del pueblo, que brillaban más allá de los despeñaderos.”

NICHOLAS CRANE: Un sendero entre las nubes. A pie de Finisterre a Estambul.


DEAD CAN DANCE: The host of Seraphim.



“El paisaje, fantástico y lunar, escapa a toda semejanza con cualquier lugar terrestre. Llegando de Quéribus, el viajero se enfrenta a una cresta rocosa natural que parece el fin infranqueable del universo. La cresta está agujereada por aperturas cuadradas o rectangulares: son las ventanas. Dos acantilados, de oeste a este, encuadran la gigantesca roda rocosa. Es ahí, sobre un terraplén alargado, donde se edificó Peyrepertuse, cuyo nombre significa «la piedra penetrada». Se dice que una escalera de piedra unió, en otro tiempo, una grieta lindante con la fachada norte del lugar a la fortaleza.”

JEAN BLUM: Cátaros. Su misterio y su mensaje.



“Par quelque côté qu’on aborde le site de Peyrepertuse, il est fantastique, lunaire, digne réplique, en altitude, du décor infernal des gorges de Galamus, qui sont à deux lieues de là. Quand on arrive de Cucugnan, on ne voit sur le ciel qu’une longue arête rocheuse dont la découpe intrigue à mesure qu’on s’en rapproche, jusqu’à ce qu’on s’aperçoive, qu’elle est percée d’ouvertures rectangulaires qu’on ose à peine prendre pour ce qu’elles sont : des fenêtres. Les Croisés durent arriver par le nord. Ils durent franchir le col de Redoulade, après lequel le chemin descend sur Soulatgé entre deux falaises qui ont l’air de chaussées aériennes. Entre elles s’encadre soudain au loin la crête qui porte Peyrepertuse. Elle lance vers le ciel, du côté de l’ouest, un roc énorme qui s’interrompt par un aplomb d’une centaine de mètres ; elle s’incline vers l’est, jusqu’à former une longue terrasse horizontale qui se casse elle aussi tout net. C’est là-haut que fut construit Peyrepertuse.”

MICHEL ROQUEBERT: Citadelles du vertige.





martes, 24 de enero de 2012

MINERVE


“La Montaña Negra es una pequeña región aislada, misteriosa y oscura; una lengua de rocas cristalinas, cubierta de espesos bosques que penetra como dedo de guante en las tierras molásicas de Aquitania. Hacia el norte corta la llanura con una escarpadura límpida, abierta de trecho en trecho, por profundos aunque cortos valles a menudo engalanados de cascadas. Como en las gargantas de Malemort ahondadas por las aguas turbulentas del Sor que dominaban la poderosa mole, hoy en ruinas, del castillo de Roquefort. Tal es también el caso de Hautpoul construido sobre una estrecha arista rocosa encima del barranco de Arnette. Hacia el sur, en dirección a Carcasona, el paso entre la llanura y la montaña es menos brutal, puesto que la penillanura de viejas rocas se sumerge en un manto de tierras calcáreas (Cabardès y Minervois) que cede progresivamente espacio a las molasas y a las arcillas de Naurouze y del Carcasonés. Pero la gran variedad de contactos entre rocas de dureza y calidad diferentes da como resultado parajes a menudo fantásticos donde pueden erigirse fortalezas: Saissac, en la confluencia de dos barrancos; Cabaret, hoy Lastours, una cresta pizarrosa entre los barrancos de Orbiel y de Grésillou, sonde se yerguen tres pequeños castillos, Cabaret, Surdespine y Quertinheux (un cuarto, Tour Régine, se construirá después de la cruzada); finalmente Minerve con sus dos cañones, sus grutas refugio, sus ríos que se pierden en cursos subterráneos, todo ello dominado por un estrecho pedículo de paredes verticales sobre el que se apiñan todavía hoy el pueblo y las fantasmagóricas ruinas de su castillo. La Montaña Negra es un territorio casi desierto. La función de sus castillos, más que guardar la entrada de la montaña, era servir de refugio a las poblaciones de la llanura o a amenazarlas cuando la ocasión así lo requería.”

PAUL LABAL: Los cátaros: herejía y crisis social.






“Au nord de Lézignan, quand on a franchi Olonzac et Azillanet, on quitte brusquement la plaine audoise pour les derniers ressauts des monts de l’Espinouze. Une étroite route serpente sur le causse, entre les rocs et les garrigues parsemées d’oliviers et de chênes verts. Elle débouche soudain au-dessus d’un cañon : c’est le lit asséché de la Cesse – un petit affluent de l’Aude – dont les parois verticales sont rongées à la base par les eaux qui jadis y coulaient à ciel ouvert et dont le cours est aujourd’hui souterrain. A un endroit donné, la Cesse recevait à sa gauche le Brian, aussi encaissé qu’elle, et qui, lui, coule encore en un mince filet d’eau. Au confluent de ces deux ravins découpés comme au couteau dans le plateau calcaire, un promontoire qui a la forme exacte d’une tête de tibia. Le village fortifié de Minerve, dont sur mille mètres de long les courtines délabrées et les tours chancelantes dominent en surplomb la double vallée de cailloutis, en occupe toute la partie renflée. Au nord, le promontoire s’étrangle : moins de vingt mètres de largeur ; c’est là que s’élevait le château du vicomte.”

MICHEL ROQUEBERT: Citadelles du vertige.

sábado, 14 de enero de 2012

LASTOURS


"A quatre lieues au nord de Carcassonne, l’étroite vallée de l’Orbiel s’est à peine enfoncée dans la Montagne Noire, qu’elle contourne un grand socle rocheux; bordé de toute part de ravins aux pentes abruptes. L’Orbiel serpente au pied de sa face orientale. Au village de Lastours, il reçoit le Grésillou, qui longe la face ouest, et qui n’est qu’un petit torrent, mais très encaissé. Une terrasse de débris schisteux permet d’embrasser d’un seul regard ce site extraordinaire : le grand massif rocailleux, entièrement cerné par le vide, jaillit d’entre ces ravins dont la profondeur empêche de voir le fond ; il s’affine en une longue crête hérissée de quatre pointes ; chacune porte un château déchiqueté dont le nom semble sortir d’une chanson de geste ou de quelque légende : Cabaret, Tour Régine, Fleur d’Espine et Quertinheux. Un petit sentier conduit en vingt minutes aux ruines."

MICHEL ROQUEBERT: Citadelles du vertige.


VALENTIN CLASTRIER: Le bucher des silences.