“Cuando aún no había dado treinta pasos por la calle me invadió aquella bocanada de silencio de Brujas, su divina paz. Había una luz incierta que se reflejaba en las aguas lívidas de los pequeños canales, que moría en las fachadas grises de las casas. Pasé por las callejuelas que rodean la catedral de Saint-Sauveur y el Palacio Episcopal, y después, por la calle de Santa Catalina, llegué a la plaza de la Academia, que está bastante cerca del viejo Béquinage. Me sorprendió el olor a mantequilla que flotaba por las calles y las plazas.”
JOSEP PLA: La vida amarga.
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1 comentario:
Genial contraluz.
No reconozco esta Brujas de Pla.
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