“Quien había hablado, podía decirse que a diario, a Don Absalón, de Teón de Alejandría había sido naturalmente Juan de las Salinas, que le había conocido, cuando estuvo por aquí pintando un Edén con una palmera en el centro de él, que acogía al mundo entero bajo sus brazos, y además tenía en su cogollo como un cajón para guardar libros y por eso era el árbol de la sabiduría.”
JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO: Un pintor de Alejandría.
“En sus lejanos orígenes fue una gruta, disimulada entre encinas, de acceso velado por las carrascas, cuyo frescor alegraba la meridiana transparencia de un manantial escondido. Allí se asentó un anacoreta, y a éste le sucedería otro y después… La cueva quedó consagrada como un lugar para la meditación. Y andando el tiempo, a vueltas con sus azares, hasta el seguro refugio de aquel paraje peregrinaron algunas de las muy veneradas reliquias del mártir de Orléans. A su influjo creció la ermita. El prodigio de su arquitectura responde a la esbelta palmera del Beato de Valcabado o de Valladolid. Unos alarifes anónimos escribieron su arte sobre la inmensa página a cielo abierto de aquella loma esteparia que mira al Duero.”
GONZALO SANTONJA: Castilla y León. Lo que se llevaron de esta tierra.
“Estoy bajo la tariqat, en el camino, en el sendero. Estoy bajo la palmera excelsa, pétrea. Estoy bajo la ermita, estoy bajo la mezquitilla a la entrada de la cueva y miro las huellas de las pinturas arrancadas salvajemente y, a pesar de todo, sentado sobre las raíces, y apoyado sobre el tronco frío, percibo el alma en paz. No necesitar nada, no querer nada, tenerlo todo, qué difícil es permanecer en el quietismo, qué difícil es alejar la angustia, qué difícil es el amor al prójimo. Sufís y eremitas a menudo fueron atacados, incluso considerados herejes, porque insistían en el elemento del amor. Retornar al no ser en el ser de Dios, y cuando el sufí y el eremita conoce ese estado, "se conoce a sí mismo, conoce a su Señor". Al Hallâj, al ser ajusticiado, dijo: "Matadme, mis amigos, / pues solo en la muerte es mi vida". Estoy bajo la palmera pétrea bajo la cual cabemos todos, creyentes y agnósticos.”
CÉSAR ANTONIO MOLINA: Una palmera en Castilla
“Al mediar la noche fue turbada la soledad silenciosa del campo y de la ermita. Sonaban palabras, risas y relinchos, con progresiva nitidez. Luego se subió a la primera meseta de la escalerilla que iba al coro alto.
Al cabo de unos instantes empujaron la puerta. Había salido la luna, y pudo ver, en silueta sobre el campo iluminado, las sombras chinescas de dos hombres y dos caballerías.
Los hombres, dos soldados cristianos que rondaban por las cercanías, entraron y se tendieron. Debían conocer bien aquel refugio, porque uno de ellos se fue sin titubear a la cueva, a la gruta del ermitaño, y el otro se acostó sobre las hojas secas.”
JOSÉ MORENO VILLA: Eximino, el presbítero
“En las esquinas silenciosas yacen los solitarios, las imágenes de las que nadie habla, ocres y dorados en movimiento contenido, plantas retorcidas, frescos transferidos a lienzos, pero la igual memoria, el aquietamiento de los planos, esa serpiente azul que se enrosca sobre una Eva lujuriosa frente a la manzana cómplice. Mártires, santos, arcángeles, aureolas, collares, peces y rabeles componen un apretado juego, infantil y sacramentado, para disfrute del ojo escrutador, en ofrenda de quien se mantiene alerta ante los temples de la Santa Cruz de Maderuelo, los talleres de orfebrería, las partidas de caza recordadas en San Baudelio de Berlanga, los frailecitos hambreados y mudos que untaron en las paredes su devoción o su pecado con disfraz.”
ADRIANO GONZÁLEZ LEÓN: Crónicas del rayo y de la lluvia.
“La pequeña iglesia es blanca y fresca. Un pilar con listones abiertos en abanico como una palmera petrificada sostiene la bóveda. Indicios de pinturas al fresco, sombras de animales, rostros humanos con ojos ovalados abiertos de par en par, donde la pupila está como un pequeño círculo en el centro y me mira con una mirada bizantina.”
CEES NOOTEBOOM: El desvío a Santiago.
“Todos sabemos que el fenómeno de la emoción estética es complejo e incluye variantes infinitas. La emoción que experimentamos ante esta criatura pequeña y maravillosa es de las que caben cifrarse en la palabra encantamiento. En cuanto a intensidad, el minuto de su aparición quedará entre los más cualificados e inolvidables de nuestra experiencia artística.”
DIONISIO RIDRUEJO: Castilla la Vieja II
“Cuando traspasamos la doble puerta de curva morisca, abandonamos el desierto pedregoso, para penetrar en la fantasía de una arquitectura de ensoñación. El espejismo de este interior nos transporta a esos alojamientos místicos de los descendientes espirituales de San Antonio. Desde siempre, la singularidad de las estructuras internas de este edificio han intrigado y hasta desconcertado a los arqueólogos que han intentado explicárselo.”
JACQUES FONTAINE: El Mozárabe.
“Nada indica en la fábrica exterior, la que ofrece resistencia a la erosión de las estaciones menos piadosas, que allí se agazape tanta hermosura, aunque el doble arco de herradura tras un escalón que de puro humilde ni escalón parece ya avisa al que llega con los ojos en las manos que tendrá que leer como si hubiera aprendido el alfabeto anoche.”
ALFONSO ARMADA: España, de sol a sol.
“Comptaven les anyades coberts els solcs, a l’alba de les llavors i per calmar l’altra fam, prop de l’aiguaneix, sobre aquesta roca fa mil anys voltada de roures, alçaren l’estança que els guardà de la por. L’intim, el mistic espai on ara contemples, grávid –un doll de llum et guia- la pilastra de vuit braços com una palma viva i als murs, els seus somnis, la metafísica, la realitat màgica de l’esperit.”
JORDI CARRIÓ: Els dies que vindran.
domingo, 14 de octubre de 2012
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4 comentarios:
Qué lugar tan maravilloso, ¿verdad? Despellejado y sin embargo brillante, silencioso y sepulcral, pero al mismo tiempo vivo y misteriosamente bullicioso. Hay algo entre esos muros, algo como un zahir de armonía irresistible...
Posdata: creo recordar que en algún momento lo has mencionado, pero lo he buscado este rato en el blog y no lo encuentro... ¿tienes algo de Rello...? También es un sitio fabuloso...
Abrazos
Estuve en Rello, y también en Caracena, y en otros cuantos sitios que tenían algo como de fin del mundo, o como de relato de Rulfo. Eso fue hace mucho, cuando la última foto de San Miguel de Gormaz. No había nacido el que más tarde inventaría las cámaras digitales. No creo que tenga por ahí ninguna foto en blanco y negro que merezca la pena escanear. Sí lo haré con Calatañazor. Por otra parte, tengo ganas ya de cambiar de tercio. ¿Portugal, Valencia, Navarra?...
Por cierto, se menciona Rello en el maravilloso libro que abre la entrada: El pintor de Alejandría, de José Jiménez Lozano. Tienes que leerlo.
UN pintor de Alejandría, quise decir.
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