jueves, 7 de julio de 2011
SEGOVIA XI
“El vagabundo cruza una verja solemne y entra, un poco sobrecogido, en el recinto del Alcázar. El Alcázar, subido en su alta peña, tiene un aire fantasmagórico e irreal; parece un decorado para una ópera de Wagner, con cien trompetas y mil figurantes vestidos de guerreros feroces. Al vagabundo, que es hombre apacible y con cierta propensión a creer en brujas y aparecidos, estas espectaculares visiones cargadas de historias sangrientas, le encogen un poco el ánimo. Don Pío Baroja, en su novela Camino de perfección, en el capítulo que dedica a Segovia, dice que el Alcázar semeja, sobre su risco afilado, el castillo de proa de un barco gigantesco. El vagabundo piensa que don Pío tiene razón. El Alcázar, enfilando el ancho y revuelto mar de Castilla, parece que va a levar anclas, de un momento a otro, para echarse a cubrir, como en el sueño de un niño, las más raras y difíciles singladuras.”
CAMILO JOSÉ CELA: Judíos, moros y cristianos.
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1 comentario:
Qué belleza! Un privilegio andar por allí, que yo no tuve. Gracias por mostrarlo y relatarlo así.
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