jueves, 22 de julio de 2010

ARCOS DE LA FRONTERA IV


La carretera de Jerez a Arcos tiene dos filas de eucaliptus, lo que le da un aspecto un poco australiano.
Por el camino se ven aldeanos, que pasan con su hatillo al hombro, deslizándose como fantasmas.
Arcos de la Frontera es un pueblo en anfiteatro, colocado en una colina elevada, a la que van escalando las casas, y rodeado en parte por las aguas amarillentas del Guadalete.
Tiene Arcos calles estrechas y pendientes, algunas con escaleras, una plaza pequeña y una iglesia, con una fachada de estilo gótico florido. Tiene también otra iglesia más moderna, barroca y alegre.
Las casas, por la parte del río, están como colgadas en el cerro, donde se asientan, y parece que se van a desmoronar.


PIO BAROJA: La expedición de Gómez

3 comentarios:

Amparo dijo...

De toda la serie, tan vertical, ésta es la que más me gusta.
Saludos

paisajescritos dijo...

Me sorprende simepre la variedad de títulos: éste de Baroja ¿cómo has dado con él? Suerte que conoces bien Arcos, estuve allí hace muchos años, pero en una visita excesivamente acelerada, subir la cuesta, asomarte al valle, poco más. He de volver...

rubén dijo...

Esta vez, con un poco de ayuda de Google. No es precisamente el libro que todos tenemos en la mesilla de noche.

Mi visita a Arcos también me parece que fue un poco acelerada, casi siempre me lo parece a la vuelta.