"Al dejar el puente, una tropa famélica y bellísima presenta armas. En el muelle de Ribeira se alinean las casas, frente al río, altas, flacas, tal que chicos desnutridos, desiguales de altura y de color, pero en formación muy regular, sumamente obedientes al instructor que disciplina su atropellada convivencia, con distinta ropa colgada, con balconadas y ventanales distintos, pero tan marciales, plantando cara al río, sobre las arcadas que preservan al vecindario de la lluvia fina, cuando el cielo gimotea, y bajo las arcadas, a cubierto, se refugian cafetines y tenderetes, con telas y juguetes, recuerdos y sombreros, azulejos y postales, ciclistas de madera y con un timbre para con ellos los niños pedalear por tierras portuguesas, bisutería, cuentas de vidrio y retratos viejos de pescadores viejos recogiendo el aparejo."
RAMÓN AYERRA: La vida y la muerte en Oporto.
5 comentarios:
Me gusta. Me gusta mucho este blog
Hola Ruben, estuve en Oporto hace unos años, y tuve la sensacion de estar en medio de una belleza vieja y descuidada. Felicidades por tus fotos.
Jo, me encanta Leao aun tan triste. Ideal para días alegres.
¡Y la foto también!, ese cielo es de un verdadero azul cielo, que las casas recortan como pueden.
Qué transparente es la foto, por cierto.
Buena semana.
La ciudad donde vive la mitad de mi familia. Bella como casi todas las ciudades-puerto. Me gusta eso de los colores afrutados que señala Torga. Hay unos amarillos viejos, color durazno, unos rosados liláceos, anaranjados desgastados que nos hablan desde una hondura sin tiempo.
abrazos (después de tanto tiempo),
ema
Gracias, y bienvenida Ema. Un abrazo.
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