viernes, 22 de enero de 2010
MÉRIDA I
“No pisamos una sola vez las ruinas veneradas del pasado, sea en Balbeck o en Palmira, en Mérida, Roma o Itálica, sin que a la mente del menos sensible a las astrales sugestiones del pasado no le sea representada alguna escena, alguna emotividad, la palpitación, en fin, de un algo que ya no es apreciable ciertamente a los sentidos físicos, pero sí a ese sentido interno, trascendente o psíquico, que tan alto habla en el artista, en el intuitivo y en el místico. Ello es el alma de toda poesía, de toda evocación histórica y hasta de toda concepción científica, en disciplinas como la geología y la paleontología, en las que también se trata de reconstruir mágicamente, merced a la sublime facultad de nuestra imaginación creadora, algo que ya no existe materialmente, para los “dormidos”, pero que diríase palpita con mayor vigor y más sublime luminosidad, por lo mismo acaso que no es tangible.”
MARIO ROSO DE LUNA: Del árbol de las Hespérides.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Tu foto, una belleza. Un beso
El texto dice grandes verdades. Solo que en el caso de Mérida se acentúa la sensación de tristeza, tal vez por el entorno de la ciudad, que contrasta aún más con los restos del pasado. Al no ser una ciudad espectacular, da más la impresión de que las cosas estaban mejor como estuvieron una vez. Compáralo con Tarragona, donde existe mayor armonía desde la época romana hasta nuestros días. En la foto Mérida ha salido muy favorecida:)
Es verdad. Y más cuando hay silencio. Recuerdo Numancia: daba igual que sólo hubiera un par de piedras, el viento y la soledad renovaban la tragedia.
La foto muy bonita, como siempre.
Saludos
Hola Rubén: Te traigo un enlace que creo que disfrutarás tanto como yo. Saludos
http://trinixy.ru/michael_kenna.html
Publicar un comentario