jueves, 13 de marzo de 2008
OPORTO
"El río está en su mismo lugar, apretado entre las piedras de aquí y las de allá, entre Porto y Gaia, y el viajero nota cómo también entre piedras fueron abiertos estos peldaños, cómo las casas fueron poco a poco empujando el roquedal o acomodándose en él. Bajan con el viajero regueros de agua sucia, y, ahora, cuando se ha abierto por completo la mañana, vienen mujeres a lavar los barreños en las terrazas y los chiquillos juegan a lo que pueden. Hay grandes flámulas de ropa tendida en los edificios que pudieron crecer hasta el primer piso, y el viajero se siente como si estuviera bajando una escalera triunfal, como si fuera Radamés después de la batalla contra los etíopes. Aquí abajo está la Ribeira. El viajero pasa bajo el arco de la Travessa dos Canasteiros, buena sombra para el verano, pero ahora gélido pasaje, y se pasará media mañana andando por este barrio de Barredo, a ver si de una vez aprende lo que son calles húmedas y viscosas, olores de fosa, entradas negras de las casas. No se atreve a hablar a nadie. Lleva al hombro la cámara fotográfica, pero no la usa. Siente a sus espaldas la mirada de los que le ven pasar, o quizá sólo sea impresión suya, tal vez desde dentro de sí mismo haya alguien que lo observa con curiosidad."
JOSÉ SARAMAGO: "Viaje a Portugal"
Francisco Castro: Luces en Oporto
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17 comentarios:
Oporto es una ciudad pendiente pero próxima, como esas fotografías pegadas al atlántico, pendientes de la espera de lo próximo...
bello collage,
un saludo
Recuerdo que estuve en Oporto en un Congreso sobre Mujeres Malas; allí presenté el caso de una asesina del siglo XVIII :-) Me asombró la tristeza de la ciudad, su sombrío conformismo... y su ambiente de lugar arrancado al fluir del tiempo. Con tu entrada refrescas todo eso.
Beso y abrazo.
Me gusta el desorden de las ciudades portuguesas, imaginarme cómo debieron ser, si es que existieron en realidad, sus "tiempos mejores".
Precioso, como acostumbras, Rubén.
Un abrazo.
Pd: Para Ana: ¿Congreso de mujeres malas? Eso nos lo tienes que contar. ¿Por qué te invitaron ;))?
Aunque no suela dejar comentarios voy viendo como va creciendo este diario de viajes; cómo a tus hermosas imágenes vas añadiendo textos siempre acertados, pinturas, música... Como para envolverlo en papel de regalo y llevárselo a cualquier persona querida.
Yo de Oporto recuerdo que fue la primera vez en que vi carne colgada de garfios en plena calle. De niño, me impactó.
Fantástica entrada, Rubén.
Un abrazo
Ay, Leo, no me hagas preguntas comprometidas :-D
Es muy hermoso...siempre que veo imágenes de Oporto recuerdo puentes y algo que nunca podrá borrarse...
un beso
Me impresionan las percepciones diversas que se pueden tener sobre un mismo lugar. No podría afirmar --como Ana-- que Porto es una ciudad triste, de "sombrío conformismo". A mí me pareció alegre; llena de escondrijos, vericuetos; ciudad cerrada y abierta, de río y desembocadura, de subidas y bajadas; de colores maravillosos, no estridentes, pero muy colorida al fin. Quizá, sí, con un toque melancólico, pero ¿qué ciudad portuguesa no lo tiene...? Porto me parece que tiene algo de ciudad alucinada y alucinante.
abrazo, Rubén.
e.
Muy expresivas tus fotos, tan cargadas que dan ganas de dejar los ojos un rato.
La pintura también me ha gustado, no conocía al autor y gracias al enlace me he pasado a ver su obra. He encontrado algunas casualidades curiosas.
saludos
Creo que no puse mi nombre, je, en el comentario anterior. Despiste.
Viaje a Oporto (Un poema de Oscar Esquivias)
Despierto con la cabeza sobre el cristal
y siento de repente frío
como un lametón
del animal que me cuida.
Perforo con los ojos la noche
buscando algo que se mueve,
formas humanas entre el frío y la humedad.
Los trenes se acoplan con ruido de bestias
en una estación portuguesa.
Un haz de raíles en la explanada.
Un silbato largo, un farolillo que oscila.
Los edificios chorrean agua.
Me despido de las pocas luces,
de las voces portuguesas,
de la suciedad,
de esta estación fronteriza,
agitando la mano ante la noche
como un príncipe se despediría
de la multitud que le aclama.
Cómo me gustaría conocer Oporto,
unas fotos preciosas Rubén, invitan!
Un beso,
ana.
En el puente de Oporto fue precisamente donde descubrí mi vértigo, fue como un golpe en mitad del pecho que me lanzó para atrás, quizá producto de la enorme cantidad de absenta que por entonces absorbía yo, jajaja. Lo cierto es que el vértigo permanece, incluso el existencial.
Un saludo.
Gracias, es un placer viajar con vosotros.
Hermosos lugares sin duda. Buenas fotografias. ¡Que ganas de estar por ahi recorriendo aquellos parajes y deleitandome con su belleza!
Saludos!
Pues no tienes más que sacar el billete. Están ahí al lado.
Besos
Muy bonito Oporto. Como todo Portugal.
A penas pueda lo hare...
Besos!
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