ANTONIO COLINAS
El poeta visita la casa donde nació.
Abrasaba la luna el patio, los tejados,
cuando salté la tapia rota y entré en la casa
donde un día atisbé la luz por vez primera.
¡Qué llaga tan tremenda, qué asombro inesperado
para el que espera alivio buscando en el recuerdo!
Cruzaba los pasillos tropezando en los cántaros
oscuros, polvorientos, y crujían los pasos,
y el corazón crujía de horror y de ternura.
Pesaba la honda nota del corazón al ir
penetrando y las lágrimas quedaban contenidas.
Desván para recuerdos sólo era aquel lugar
que el tiempo empapó todo de lluvia y de tristeza.
Salí con el sigilo medroso del que huye.
En no sé qué rincón el pájaro de entonces
desgranaba su queja sobre las ruinas mudas.
Dejó de derramar la luna luz de azufre
y todo el firmamento quedó mudo, tranquilo.
Sobre el cerro los muros sonámbulos del templo
seguían mi escapada con ojos de lechuza.
9 comentarios:
Casi me pierdo en la avalancha.
Qué emocionante la serie, la casa desolada, la cáscara que guardó lo vivo.
Está muy bien captado el abandono.(Una vez entre en una sin tejado: en la pared de lo que hubiera sido el piso de arriba colgaba la foto de un niño vestido con traje de comunión, rezando)
Saludos.
Preciosa serie de sentimientos, de tristeza, de abandono, de pasado ...
Enormemente bella la música de Leao, al cual adoro,
y qué maravilla de texto el de Antonio Colinas. Que tristeza sosteniendo todo.
Insuperable Rubén.
un abrazo,
ana.
Querido Rubén:
Estoy atareadísimo últimamente, pero sigo todas tus entradas. Esta es la mejor de las que te contemplado, y mira que el listón estaba ya muy alto. El interior, sobre todo el interior, me sobrecoge... Cuántas veces he fallado yo en mi intento de capturar ese ambiente. Felicidades desde la más sincera de mis admiraciones. De verdad: increíble, sin más palabras.
Un fuerte abrazo,
Francisco
que pena que la casa esté en ese estado de abandono,
me gustan mucho las casas antiguas
besos
lágrimas de mar
Hay para mí, Rubén, resonancias de Víctor Erice sobre todo en la primera de las fotos. El espíritu de la colmena la sobrevuela. Esos días grises, fríos, poco hospitalarios que supo filmar Erice como modos de fabricar un espacio/un tiempo acorde a los tiempos del franquismo. Ruinas, restos, desechos, trastos. Nada de ruinas mudas, todo lo contrario: hablan y mucho.
abrazos,
e.
El abandono y su rito necesario, sus ojos de cancela entreabierta... Una casa para siempre.
Besos.
Amparo: Otra casa tomada, ¿ves?
Ana: Cambié de música tres veces. Me alegro de que te guste Leao.
Francisco: También yo te sigo, aún sigo dando vueltas a tu última entrada. Gracias.
Lágrimas de mar: Bonito blog. Gracias por la visita.
Ema: Es curioso, es la primera vez que hago las fotos expresamente para el blog, y hace unos días volví a ver El espíritu de la colmena. No lo había relacionado.
Ana de la Robla: Es una casa llena de ojos. Cada vez que la visito tiene alguno más.
Sí,completamente tomada. No sé dónde he leído que la erosión destruye y construye al mismo tiempo. Pues eso.
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