domingo, 29 de marzo de 2009

VENECIA XVI


"El primer día, en cuanto cruzamos la frontera italiana, fue para los dos una revelación. Estábamos junto a la ventana, con las sienes juntas, sin decirnos nada. Ante ningún paisaje nos sentíamos, normalmente, tan unidos. Llegamos a Venecia una tarde. Me pareció que el rostro de Ileana ya no tenía la misma euforia que hasta entonces. Pensé que tal vez estaba cansada, aunque habíamos pasado la noche en Trieste. Justo al día siguiente, observé que su impaciencia, lejos de apaciguarse, crecía. No estaba tranquila, sólo la sentía presente en los museos, en las catedrales. Pero en la plaza de San Marcos iba ausente, rígida, como si le hubiera entrado un repentino cansancio. Le pregunté lo que le pasaba.

-Ya estuve una vez aquí -me confesó con dificultad-. Pero entonces no vi los museos..."

MIRCEA ELIADE: Boda en el cielo.

miércoles, 25 de marzo de 2009

O CEBREIRO


"Cruzaron por el eje tres pequeñas aldeas que intentaban avergonzarse de sí mismas. La mayoría de las casas parecían hundidas en el suelo; eran redondas, con cortos muros de piedras groseramente apiladas e inmensos sombreros de paja trenzada como techo. De la cúspide de algunos de ellos brotaba un humo blancuzco y perezoso que en seguida se mezclaba con el cielo gris."

JESÚS TORBADO: El Peregrino.

jueves, 19 de marzo de 2009

NEFTA


“La visión del oasis desde lo alto de la Corbeille es previsible, no así la impresión que produce, y esto por muy preparado que llegue el viajero. La naturaleza ha depositado aquí sus mejores dones; la religión ha colaborado propagando una doctrina de austeridad. El sufismo tiene en Nefta uno de sus cuarteles más acreditados. Dan testimonio de ello las siluetas de los marabuts, pequeños recintos cuadrangulares coronados por esas cúpulas de inconfundible peculiaridad que se recortan contra el cielo, y cambiante hacia el anochecer. Son tumbas de santones especializados, los morabitas, cuyo ejemplo de ascetismo se sigue cantando y venerando a lo largo de los siglos.”

TERENCI MOIX: Tres viajes románticos (Grecia, Túnez, México)

domingo, 15 de marzo de 2009

SANTORINI III


“Cuando el barco aborda las costas de Santorini el mar, diáfano, generalmente irreprochable, sufre un cambio brutal. Asistimos a un retroceso de siglos, a la negación absoluta de todos los tópicos del equilibrio que se han escrito sobre el Egeo. Navegamos entre un fantástico archipiélago de lava, escoria volcánica, restos sulfúricos que flotan entre riscos de una verticalidad pavorosa. Todo ello sobre un agua repentinamente oscura, signo de una profundidad abismal. Y conste que nunca la palabra pareció tan apropiada en su contraste con el rigor cromático de las aguas de las Cícladas, vecinas. El abismo submarino parece una continuación de los abismos de cada acantilado, que se diría escindidos brutalmente de la tierra engullida por el mar. Como así debió de ocurrir.”

TERENCI MOIX: Tres viajes románticos (Grecia, Túnez, México)


Jose Antonio García Villarrubia

miércoles, 11 de marzo de 2009

OPORTO III


"Hay una memoria de las cosas, una polvareda muy fina que baila en la luz, y la poesía es la persecución de esa memoria. Tal memoria, de un tiempo que no envejece, o de un espacio abierto y feliz, o tan sólo de una cultura más cercana a nuestra naturaleza, tiene aquí razones de sobra para ser invocada: estamos en Oporto, estamos en lugares en los que esa polvareda luminosa se ha ido acumulando con un ritmo continuado, y algunas veces incluso ha alcanzado espesura de vino viejo."

EUGÉNIO DE ANDRADE: A la sombra de la memoria



jueves, 5 de marzo de 2009

IMILCHIL


“Armonía, incluso conyugal, es la palabra clave en muchos pueblos montañeses. No sólo en el Himalaya, sino en el Alto Atlas marroquí. Allí, la mujer, la bereber, se muestra más libre que la musulmana. No es infrecuente encontrar mujeres beréberes de 30 años y con 6 divorcios a la espalda. De hecho, divorciarse es tan fácil como casarse, basta el consentimiento mutuo. Y así, la tela matrimonial beréber se hace y deshace. Sobre todo, esto último, tan vertiginosamente como la nieve, cuando arremete con fuerza, por fin, la primavera. Se acaban cinco meses al menos de aislamiento forzoso en sus remotos aduares. Se acaban, también, los matrimonios contraídos para ver de pasar un largo invierno.

Por esa razón también, una vez al año, al principio del otoño, en la campa de Imilchil, junto al morabito del santón Sidi Ahmed Oulmghani, el gobierno promueve el matrimonio registrado, en regla, ante alfaquíes. E incluso estimula esas bodas con el regalo de una dote de 100 dirhams, unas 1.500 pesetas. De paso, se vigila para que no haya en circulación novias de diez u once años, como ocurría en el pasado. Pero a veces resulta difícil averiguar edades entre las tirbatine, o casaderas, de la cabila de los aït haddidou, y bajo sus ahendir, o mantos picudos.”


LUIS PANCORBO: Mi buen salvaje