
"Luces no usadas vienen del mar. En la noche envuelve al viajero un silencio extraño y profundo, aunque pretenda turbarlo el viento que "funga" en los pinos, o el mar que rompe poderosas olas en la Lanzada. Y desde la calma restauradora de La Toja, el viajero puede contemplar la boca de la ría, el pintoresco Grove, los caseríos de la parroquia de Villalonga, Cambados y Villanueva, y la isla de Arosa. En la tranquila noche la isla parece haberse hecho a la mar, parcela de tierra navegante como una de las Floridas medievales, o la isla de San Brendan. Una brisa tibia y perfumada saluda las frentes de los que en la isla van."
ÁLVARO CUNQUEIRO: Pontevedra-Rías Bajas