miércoles, 27 de julio de 2011

SEGOVIA XVI


“Entre el cielo nevado y la llanura nevada, tajante, tal proa de navío, estaba la ciudad, su masa animando con un halo amarillo la carencia inhumana de color sobre el paisaje. Todo aparecía en negro, gris, blanco, hasta el escalofrío del agua, presa por el hielo al pie del esquinazo torreado. Luego las lonjas, las calles, las plazas se sucedieron, exaltadas por un resplandor autónomo, que iba sutilizándose en la crestería de algún muro o la espadaña de algún tejado, mientras vanamente inquirías el núcleo solar de donde aquella luz emanaba.”


“Luz sin sombra era aquélla, no irradiada desde astro remoto, sino brotando por igual aquí abajo, desde la piedra planetaria humana, con esos matices aéreos, esas irisaciones imprevistas de la concha, la flor o la pluma, donde parece que la luz ha dejado su huella impresa delicadamente en la materia. Y pensabas: al gótico le va lo gris, al barroco lo rojo, pero al románico lo amarillo; la piedra rubia, melada, ambarina, áurea, que el románico, inconsciente o descuidado de su propia hermosura, como rudo cuerpo mozo, informa para siempre.”


“Así viste la ciudad y así la amaste. Sede militante y ociosa, a solas con la historia, encastillada en su espolón, por cuyos aleros volados el tiempo eterno y la realidad profunda hicieron sus nidos, adonde vuelven incansablemente un día y otro. Su piedra, que al ordenarse en formas civiles no necesita renunciar al enraizamiento de la naturaleza prístina, es fuerte; pero más fuerte es la luz, y allí la luz es corona y fundamento de la piedra.”

LUIS CERNUDA: Ocnos.

sábado, 23 de julio de 2011

SEGOVIA XV


“Segovia para mí será siempre, primero, en la visión de mi recuerdo más distante, ese gran diplodocus de piedra que es el acueducto romano, cuyo espinazo pasa sobre la ciudad, descendiendo su poderosa cola hasta posarse sobre el campo. Hacia los años 30 o 31 se permitía subir y andar por su alto cauce, sintiéndose allí la vibración de todo aquel esqueleto de piedras superpuestas, una de las maravillas –aún intactas- en medio de nuestro desalmado iberismo. Sonaba en aquella rectilínea cumbre el viento, y nuestros ojos –los de María Teresa y los míos- bajaban vertiginosos hacia las casas de la ciudad, subiéndose al instante hacia los montes de la sierra, aferrándose a ellos para no precipitarse en el vacío.”

RAFAEL ALBERTI: La arboleda perdida.


“Arpa de piedra le llamó Zahonero al colosal aguaducho de Segovia, aunque de seguro no canta el viento, por fuerte que sople, entre sus arcadas. En torno de ellas chirlean los vencejos, que ponen entre sus piedras sus nidos. Porque esas piedras, amontonadas tácticamente sin argamasa alguna, achaflanadas por aguas y soles y vientos de siglos, conservan su individualidad cada una de ellas y son como otros tantos soldados de una legión en orden de batalla quieta.”

MIGUEL DE UNAMUNO: Andanzas y visiones españolas.


“Por encima de los aleros de algunas casas que hay junto a la catedral se ven a lo lejos los arcos del Acueducto, cuyas piedras están sueltas, sin argamasa, y llevan ya muchos siglos sin caerse. Entre la gente del pueblo hay la creencia que fue hecho por el demonio; algo de razón tienen en esto, pues no se puede dar una construcción más descabellada y de más belleza y grandeza.”

JOSÉ GUTIÉRREZ SOLANA: La España negra.


“E iban avanzando despacio, que desde que se vio la catedral o el Alcázar antes de caer la niebla parecía que no iban a llegar nunca, o que se habían perdido; pero poco a poco entró ya de lleno la mañana, y relumbró el sol, y allí estaba el puente del Acueducto, como maravillosas ventanas sin cristales, y ojos para cien ríos.”

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO: El mudejarillo.

lunes, 18 de julio de 2011

SEGOVIA XIV


“Reúne la fuerza y dignidad de la piedra granítica rigurosamente labrada y llevada a treinta metros, la luz de los vanos reiterados, la belleza técnica de las piedras juntadas sin cemento, de aspecto y tacto secularmente meteorizadas que son la mejor respuesta al clima de sierra y meseta. Algunos arcos derruidos fueron fielmente restaurados por orden de Felipe II. Resistió abandono y guerras. Es indispensable como la Sierra de la Mujer Muerta y el navío del Alcázar a la entera vivencia de la bella ciudad carpetana.”

RAMÓN OTERO PEDRAYO: Una historia del arte universal.


“Segovia es tosca, áspera, anárquica, pero el arte inconsciente de España, la ha hecho perfecta tejiendo los elementos de su voluntad rebelde en un equilibrio viviente. Tal es la labor del acueducto romano. Hace dos mil años el imperio lo edificó para conducir agua desde Fuenfría hasta un depósito no lejos de La Granja. La distancia era grande y el acueducto tuvo que ser largo.”

WALDO DAVID FRANK: España virgen.


“Acueducto, gigantesco cien-pies que atraviesa Segovia. Sus sillares enormes no están fijos con argamasa ni sujetos con hierro: han sido perfectamente acomodados y los une la afinidad según la Química, la gravitación según Físico Mecánica. Acueducto de Segovia cuyo fin final es la venerable arqueología, pero que tiene otro más distinguida y alegre: forma una perspectiva risueña al horizonte de todas las calles inclinadas de la población, y servirle de escudo.”

MANUEL TOUSSAINT: Viajes alucinados. Rincones de España.


“Ya el Acueducto no conduce agua, que una poco meditada disposición municipal le ha quitado tan honroso destino, por haber establecido la distribución del agua por cañería de carga, cuando el Acueducto, para recordar el motivo de su erección, ha podido seguir conduciendo la cristalina corriente, aunque sólo fuese un pequeño caudal para algún servicio o barrio de la población, dejando la cañería de presión para la mayor parte de las dotaciones de agua. Es ahora una verdadera Puente seca, como antiguamente se llamaba.”

MARIANO SAEZ Y ROMERO: Las calles de Segovia.

jueves, 14 de julio de 2011

SEGOVIA XIII


“En realidad, sólo unas pocas sinagogas son más o menos localizables hoy, y en Castilla no hay ninguna que conserve no ya el esplendor de las de Toledo o el encanto de la de Córdoba sino ni siquiera unos muros enhiestos. O estos son irreconocibles.”


“Como en Segovia, por ejemplo, donde la actual iglesia de Corpus Christi fue una gran sinagoga. Convertida en templo cristiano en 1450, se incendió en el siglo pasado, y la reconstrucción artística fue tan desafortunada que apenas si guarda algo más que la estructura general del edificio, pero éste ya con sus añadidos del XVI y posteriores.”


“Mas no se trata de hacer arqueología y, por eso, tampoco es preciso que andemos a la búsqueda de cementerios judíos o «fonsarios»; aunque en Segovia, también es muy fácil salir hasta El Pinarillo, hoy un parque público, y ver todavía las viejas sepulturas cavadas en tierra al estilo oriental para ser luego cerradas con una piedra en su boca.”

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO: Guía espiritual de Castilla.

domingo, 10 de julio de 2011

SEGOVIA XII


“La iglesita románica de la Vera Cruz se alza allá en un terreno, al lado de un sequeral castellano, pasada la arboleda del Eresma. Ante la puerta principal del templo pasa un camino blanco. La otra puerta, junto a la torre, es chiquita. El camino se aleja culebreando, polvoriento, hacia un poblado que emerge en el horizonte –Zamarramala-. Desde encima de las casas, la torre de otra iglesia parece observar a la iglesita románica.”

AZORÍN: Doña Inés.


“Fernando pasó un puente; siguió por una carretera, próxima a un convento, y subió al descampado de una iglesia que le salió al camino, en donde había una cruz de piedra. Se sentó en el escalón de ésta.

La iglesia, que tenía en la puerta, en azulejos, escrito «Capilla de la Veracruz», era románica y debía de ser muy antigua; tenía adosada una torre cuadrada, y en la parte de atrás, tres ábsides pequeños.”

PIO BAROJA: Camino de perfección.


“La iglesita está cerrada. En el interior se halla todo desmantelado; pero esta iglesita, entre los grandes y magníficos monumentos de Segovia, acaba por dominar señera. El acueducto es admirable; acueductos y puentes romanos hay algunos en España. Catedrales hay muchas; Alcázares no faltan. La iglesia románica no tiene par.”

AZORÍN: Doña Inés.

jueves, 7 de julio de 2011

SEGOVIA XI


“El vagabundo cruza una verja solemne y entra, un poco sobrecogido, en el recinto del Alcázar. El Alcázar, subido en su alta peña, tiene un aire fantasmagórico e irreal; parece un decorado para una ópera de Wagner, con cien trompetas y mil figurantes vestidos de guerreros feroces. Al vagabundo, que es hombre apacible y con cierta propensión a creer en brujas y aparecidos, estas espectaculares visiones cargadas de historias sangrientas, le encogen un poco el ánimo. Don Pío Baroja, en su novela Camino de perfección, en el capítulo que dedica a Segovia, dice que el Alcázar semeja, sobre su risco afilado, el castillo de proa de un barco gigantesco. El vagabundo piensa que don Pío tiene razón. El Alcázar, enfilando el ancho y revuelto mar de Castilla, parece que va a levar anclas, de un momento a otro, para echarse a cubrir, como en el sueño de un niño, las más raras y difíciles singladuras.”

CAMILO JOSÉ CELA: Judíos, moros y cristianos.

lunes, 4 de julio de 2011

SEGOVIA X


“Segovia es una población de subidas y bajadas, encajonada en un valle. El Acueducto es un monumento respetable y malparado. El castillo de Segovia –donde está instalada la Academia de Artillería– es grandioso y produce un gran efecto. Para mi gusto, sin embargo, es un poco demasiado frío y está excesivamente restaurado. Las restauraciones dan al castillo un aspecto de obra de confitería, de telón de fondo romántico. Es un castillo sin misterio, de yeso, con un no sé qué de frío y ortopédico. Para lucir bien, los castillos han de caer un poco en ruinas, han de estar llenos de lagartijas y de malas hierbas y han de parecer abandonados. Los castillos que no dejan sentir la «obra destructora del tiempo y de los hombres» no dan frío ni calor a la sensibilidad actual.”

JOSEP PLA: Madrid, 1921. Un dietario.

viernes, 1 de julio de 2011

SEGOVIA IX


“Ya era noche cerrada cuando entramos en Segovia. Aunque no muy avanzada la hora, la ciudad parecía sumida en un profundo sueño. Y recordamos los relatos de los antiguos viajeros, muy poco tranquilizadores para nosotros, pues uno de ellos estuvo a punto de morir de hambre y al otro le costó mucho encontrar alojamiento.”

BARÓN DE DAVILLIER: Viaje por España.