sábado, 27 de agosto de 2011

SANTA MARÍA DE LEBEÑA


“En Lebeña. Una vez más la alegría de estas construcciones mozárabes: la estética de lo pobre y lo pequeño, tan islámica.”

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO: Segundo abecedario.



“Ahora ya no estaré en ningún otro sitio seguro, también el umbral, la columna, el arco, la cruz, las hojas de acanto y los animales mitológicos de Oriente en los capiteles; las flores geométricamente estilizadas en los altos y estrechos frisos llegan volando con sus significados olvidados y quieren ser leídas como una vez fueron leídas, ser reconocidas como fueron codificadas y conocidas en un tiempo en el que cuatro no era exclusivamente cuatro veces una unidad de lo mismo, sino –y esto ya desde las sombra de la prehistoria– lo sólido, lo tangible, la plenitud; cuando los reyes tenían un cuatro en su nombre, «maestro de las cuatro direcciones del tiempo, de los cuatro mares», pero ya me he apartado demasiado de mi piedra, hacia dieciséis como el doble de ocho, hacia Hod, el octavo sefir de la cábala, el fulgor, la gloria, hacia el significado de las cuatro consonantes en el nombre inefable YaHVeH: Y el hombre, H el león, V el toro, otra vez H, el águila, y entonces huyo de toda esta oscura interpretación por el umbral que separaba lo sagrado del mundo y estoy de nuevo fuera bajo el calmante susurro de la lluvia contra los árboles que aquí no significan nada porque no están hechos por nadie.”

CEES NOOTEBOOM: El desvío a Santiago.



“La angostura de la hoz así formada es notable, y parece abrirse al llegar al pequeño ensanche de Lebeña. El pueblo se asienta en una ladera menos escabrosa que las murallas de la hoz, y junto al río aparece su famosa iglesia prerrománica, que si viniéramos en ánimo de arqueólogos, o simplemente de viajeros con la curiosidad abierta a todos los vientos de la rosa nos ofrecería tema para hablar largo y tendido, si mi incompetencia no lo estorbaba. Junto a la iglesia, un maravilloso tejo parece guardarla y protegerla, y al ruido de sus hojas encomiendo la lección que nadie sabría dar ni más vaga, ni más aleccionadora. Llevará siglos el árbol contemplando la primitiva arquitectura y sigue arrullándola mansamente, o advirtiéndola cuando el temporal agita sus ilustres ramas. Este breve poema se nos ofrece, ya que no me siento ni con ánimos ni con autoridad para desentrañar el de sus piedras, sus formas, sus símbolos y su significación.”

JOSE MARÍA DE COSSÍO: Rutas literarias de la Montaña.



“A cada hastial de la breve iglesia de Lebeña sombrea un árbol. Al hastial del Norte, un olivo; al del Mediodía, un tejo. Son dos ejemplares de jardín botánico. Un jardín botánico es, después de todo, esta hoya de Liébana. Quién sabe los años, los siglos tal vez, que el árbol mediterráneo y el árbol cantábrico se abrazan por encima de esta iglesia diminuta, joyero y relicario, ejemplar único en un estilo, a través del suelo español, y cuyas hermanas habría que buscar quizá en plena Hélade, cerca de los muñones de Eguia, o en plena Suiza, cerca de las ruinas sasánidas.”

VÍCTOR DE LA SERNA: España, compañero.



“Lebeña es un pueblecito de poca monta, al que hay que llegar si se quiere tener la llave del santuario mozárabe que para algunos amantes de lo pequeño y puro podría pasar por la pieza arquitectónica más atractiva de la provincia. Es una iglesita a la que ha desfigurado un tanto la restauración exterior que la acerca al modelo románico y exagera los saledizos de la cubierta. Se la ve exenta, en una ladera, rodeada de árboles frondosos entre los que destaca un tejo milenario, y dibujando su torre sobre la pesadumbre plateada de los picos de Europa.”

DIONISIO RIDRUEJO: Castilla la Vieja.



“Al pie de imponentes masas calizas, al asubio de un tejo milenario y casi en los mismos bordes de río que baja por allí espumeando, está levantada la iglesia de Santa María de Lebeña, uno de los monumentos más viejos del pasado cristiano de Cantabria, testigo único de aquel siglo X que sintió ya la tranquilidad de ver lejos –en el Duero– las fronteras con los árabes. Sintiéndose seguros en sus montañas lebaniegas, los condes Alfonso y Justa edificaron esta pequeña iglesia que dedicaron a Santa María. Corría el año 925 cuando, al parecer, esto sucedía.”

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA GUINEA: Cantabria. Guía artística.



Santa María de Lebeña
en su paisaje de milagro
sueña.


Canta el azul agua del Deva.
Sueños del último nevero
lleva.


Qué majestad y qué ternura.
El alma aquí se me destoca,
pura.


Santa María es grande y chica.
Es flor cerrada, es flor abierta,
rica.


¿La llave? Nadie. Es flor cerrada.
Mozarabismo. No sabemos
nada.


GERARDO DIEGO

martes, 23 de agosto de 2011

SANTA MARÍA DE PIASCA


“Ya a la altura de Cabezón de Liébana, y a poca distancia del pueblo que es cabeza de municipio, se encuentra el monasterio de Santa María de Piasca, fábrica románica que ha sufrido largo tiempo sus injurias, y hoy en trance de reconstrucción. Es el primer testimonio de vida intelectual que encontramos en nuestra ruta.”

JOSE MARÍA DE COSSÍO: Rutas literarias de la Montaña.








lunes, 15 de agosto de 2011

OLLEROS DE PISUERGA


“En Olleros de Pisuerga visitas el primer ejemplo de esa plasticidad, la ermita rupestre de los Santos Justo y Pastor, eremitorio íntegramente excavado en la arenisca siguiendo la forma del más puro románico. Te sorprende su condición de soterrada y también sus dimensiones: dos naves, tres capillas, sacristía, coro, baptisterio y púlpito. Las columnas nada sostienen, son arenisca sin excavar pero esculpida a imagen y semejanza. Inverosímil cueva, bien podría utilizarse de molde.”

RAÚL GUERRA GARRIDO: Castilla en canal.













domingo, 7 de agosto de 2011

CERVATOS


“Camino por los campos mismos que pisaran las legiones de Octavio César en sus luchas con los cántabros. El viento es frío y la tarde nublada, como el alma. En vano quiero alejar de mi espíritu una gran tristeza. Sé que hay en Cervatos una obra de arte, y voy allá como se va a un faro.”

EUGENIO NOEL: Diario íntimo. La novela de la vida de un hombre.


“Las características de esta iglesia en el exterior es el predominio de las representaciones lúbricas y fálicas. En muchas iglesias de esta época se advierte la delectación de los autores en representar alucinaciones sexuales; pero aquí, en Cervatos, en un país frío y triste, es cosa extraña.”

PÍO BAROJA: Desde la última vuelta del camino.


“Cervatos remite a liturgias orientales donde a modo de metáfora la ascesis del amor trasciende el carnal a sagrado, en donde la penetración origina la vida y la vida da paso al hombre nuevo. Los hombres itifálicos emergen de la piedra exhibiendo su desmesura como un tótem redentor. Tendría gracia que sólo fuera un desahogo de los maestros.”

RAÚL GUERRA GARRIDO: Castilla en canal.


“Las esculturas del ábside, así como las de los canecillos exteriores, son de un realismo vivo y de una labra delicada, con un desenfado en los motivos eróticos que causa sorpresa. La iglesia está muy bien conservada y es muy significativa, porque parece estar a la cabeza de todo un grupo del estilo que se extiende por el campo palentino y por el Norte de la provincia de Burgos.”

DIONISIO RIDRUEJO: Castilla la Vieja.


“Una vez visto el interior y al amparo de un paraguas que el taxista recordó llevar en la trasera, me dediqué a contemplar, entre incontenibles carcajadas, los canecillos de la cornisa y los capiteles de una ventana contigua a la hermosa puerta. En la vida había visto cosa más chusca y desenfadada ni en más perfecto estado de conservación, al cabo de ocho siglos, sin la menor huella de esas pedradas que suelen recibir las obras escultóricas puestas al alcance de los transeúntes.”

RAMÓN CARNICER: Gracia y desgracias de Castilla la Vieja.


“La respuesta de nuestra sensibilidad moderna a estas piedras lúbricas es torpe e indecisa. Sin duda ya no es tan sostenible hoy, como lo era en años pasados bajo la influencia de las ideas de Sir George Frazer o de Richard Payne, hablar simplemente de la supervivencia en la Europa cristiana del culto a los poderes genesíacos de la naturaleza, representados en los órganos sexuales. Cualquiera que haya sido esa supervivencia en el mundo rural sobre todo –los pagos, habitados por «pagani»– y pese a la prisa en la cristianización de ese mundo que asumió muchas de esas viejas costumbres y liturgias a la vez que los dioses y diosas transformándolos simplemente en vírgenes o santos, de lo que no cabe duda es de que al mirar estas piedras nos estamos enfrentando con el románico y, por lo tanto, no debemos olvidar que estas piedras lúbricas también son teología.”

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO: Guía espiritual de Castilla.







martes, 2 de agosto de 2011

FRÓMISTA


“En el camino, en España y en Francia, es abrumadora la presencia del románico. Es quizá su estilo más característico. Pero San Martín de Frómista causa asombro y uno cree estar contemplando una joya labrada por un orfebre.”

LUIS CARANDELL: Ultreia: historias, leyendas, gracias y desgracias del Camino de Santiago.


“La formidable apuesta espiritual del Camino de Santiago tiene en Frómista, fin de la sexta etapa según el Codex Calixtinus, en la románica iglesia de San Martín, su joya de la corona. ¿Cuánto tiempo llevas contemplando sus canecillos? Sus aurificadas piedras también aguardan complacidas la sombreada matización del crepúsculo.”

RAÚL GUERRA GARRIDO: Castilla en canal.


“Dos cubos perfectos enmarcan la portada. Las piedras románicas son doradas y limpias como un santo pensamiento (…) San Martín es seguramente el ejemplar más puro, esbelto, limpio y magnífico de todo el románico español. El intenso sol matutino saca brillos de oro pajizo a las venerables piedras.”

JESÚS TORBADO: Tierra mal bautizada.


“Tiene Frómista colocada su iglesia como en un margen de respeto, sin ni siquiera destinarla al culto. Es de un románico puro y tranquilo, sobrio, redondo, exento y completo como una maqueta de otra edad modelo de organización románica, puesta hoy mismo sobre el tablero de la llanura interminable.”

GASPAR GÓMEZ DE LA SERNA: Del Pirineo a Compostela (Nueva guía para el Camino de Santiago)


“El templo es uno de los más bellos, perfectos y completos ejemplares del románico, de renombre internacional. Su piedra es de color oro claro, de tres naves, tres ábsides, crucero con linterna, y dos torrecillas cilíndricas. La decoración de sus cinco puertas, arquivoltas, impostas, ventanales y capiteles variados, es de excepción. Una obra perfecta.”

ELÍAS VALIÑA: El camino de Santiago. Guía del peregrino a Compostela.


“Todo lo que queda de Frómista «la rica posada» es San Martín, muy bien restaurada. Bello ábside, tres naves, esculturas románicas, una bella escalera calada. En los capiteles, los pecados capitales, todo el bestiario de los dos Testamentos, episodios de las Escrituras y de los Evangelios, un Santiago, milagros que yo no sé…”

ÁLVARO CUNQUEIRO: El pasajero en Galicia.


“La ruta seguía por Hontanas, un poco más al Norte. Nosotros, en cambio, seguiremos la ruta hacia occidente, en dirección a Frómista, a la que, por desgracia, no debemos llegar. Y llamamos desgracia a la de privarnos del monumento románico más importante del grupo del que tantos ejemplos menores nos han salido al paso.”

DIONISIO RIDRUEJO: Castilla la Vieja.


“Frómista con sus iglesias restauradas –y muy bien restauradas, por cierto-, plantea un problema que está sin resolver todavía y que cada vez que vuelve encona a esos graves señores que tanto miedo dan a un periodista y que, cuando discuten, son temibles. Yo creo que llegarían al asesinato. ¿Se debe restaurar o no? Yo no lo sé. A mí la iglesia de San Martín, de Frómista, me parece una resurrección y un acierto.”

VÍCTOR DE LA SERNA: Nuevo viaje de España. La ruta de los foramontanos.


“El peregrino, venga ya de Jaca o venga desde Santiago, no podrá ocultar su gozosa sorpresa ante la iglesia más coherente, más equilibrada y unitaria de todo el Camino de Santiago. San Martín de Frómista, fundada en 1035, es la devolución de la lección francesa no solamente bien aprendida sino recreada con personalidad. San Martín trasciende el interés arqueológico en el que se quedan muchos testimonios artísticos para seguir hoy provocando una emoción estética.”

CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS: Palencia, alta es Castilla.


“Está construida en una encantadora piedra blanda de un amarillo tenue que armoniza con el trigo dorado que se guarda en las eras y con la inmensidad parda de Castilla y la visigótica Tierra de Campos que todo lo envuelve. Pertenece, con sus tres naves abovedadas y su asombrosa variedad de ménsulas, al nuevo estilo románico que tuvo su inicio en España en la catedral de Jaca. Sus dos extrañas torres pequeñas y su linterna octogonal, que fue traída, con la de Irache, a lo largo de la ruta de los peregrinos, produce una impresión de extraordinaria originalidad.”

WALTER STARKIE: El Camino de Santiago. Las peregrinaciones al sepulcro del apóstol.