sábado, 31 de octubre de 2009

PALMA III


"Hacía ya más de una hora que la catedral de Palma dominaba el fondo del cuadro, al principio sólo como un bloque indefinido pero majestuoso, con su color nogal dorado, iluminado por el sol, pero con los detalles de su estructura todavía ocultos por un exceso de luz que parecía igualarlo todo. Mas a medida que nos íbamos acercando, se fueron haciendo más claros a nuestra mirada los pormenores de la obra y acabó por hacerse perceptible el ordenamiento matemático de la construcción. El vuelo gótico hacia el cielo, me acuerdo perfectamente de esta primera impresión que se fue apoderando de mí a medida que me acercaba, quedaba fijo en la tierra, un éxtasis conjurado sobre la piedra y en la piedra, incapaz de liberarse de ella, del mismo modo que los versos de un místico ibérico no logran romper sus lazos con la palabra."

ALBERT VIGOLEIS THELEN: La isla del segundo rostro.

lunes, 26 de octubre de 2009

PALMA II


"He vuelto a escuchar Street Hassle, de Lou Reed. El cello acelerado sigue el compás de los latidos de mi corazón y un armónium surge de muy atrás, como el sol traslúcido, casi blanco, tras una tormenta de verano. Los violines son aves marinas en los acantilados. La voz de Lou Reed es una letanía somnolienta en el interior de un templo. Me preparo una infusión de hierbas en la cocina. Miro el mar y la ciudad. Miro la sombra del buque espía atracado en el muelle de Levante, los cargueros como saurios, los campanarios que puntean el perfil de la ciudad vieja."

JOSÉ CARLOS LLOP: El mensajero de Argel.

miércoles, 21 de octubre de 2009

PALMA I


"Escucho de nuevo, alelado, «Coney Island Baby», que me devuelve a una calurosa noche de verano, en el piso de Palma de un conocido mío, allá por 1976. Mientras escuchaba por primera vez aquella música, me asaltó la sensación de ser un «vitelone», un provinciano inútil que desperdiciaba su vida y la dejaba escapar en compañía de gente que no le interesaba, en pisos como aquél, en los que nada tenía que hacer, toda la noche bebiendo y hablando de tonterías, sin nada que decir y sin nada que temer, acorazado contra la vida porque nada esperaba de ella, abúlico y desfigurado por el tedio aun antes de haber cumplido los veinte años. Y mientras tanto, la voz de Lou Reed susurraba en el tocadiscos: «no dejes escapar la vida, no dejes escapar la vida».”

EDUARDO JORDÁ: Canciones gitanas.

miércoles, 14 de octubre de 2009

DEIÀ II


"Cuando por fin llegó a Deia, muy fatigado y con los pies doloridos, Anceo encontró a la ninfa de las Naranjas sentada muy erguida sobre una piedra, cerca de un manantial caudaloso que brotaba con fuerza de la roca de granito y regaba la huerta. Aquí la montaña, cubierta por una espesura de olivos silvestres y encinas, descendía bruscamente hacia el mar, quinientos pies más abajo, salpicado aquel día hasta la línea del horizonte por pequeñas manchas de bruma que parecían ovejas paciendo."

ROBERT GRAVES: El vellocino de oro.



"Quería ir a un lugar donde la ciudad fuera todavía ciudad y el campo, campo; y donde el arado tirado por el caballo no fuera todavía un anacronismo. Había otras aspiraciones, naturalmente, como buen vino, buenos vecinos y que no estuviera demasiado alejado del meridiano de Greenwich. Pensándolo bien, la primera persona que me recomendó Mallorca fue Gertrude Stein (...) Gertrude, que siempre hablaba con sentido común, me aseguró que los mallorquines eran alegres, limpios y amables, culturalmente afines al sur de Francia y agriculturalmente todavía anclados en el siglo dieciocho. Añadió que en todo aquello no había trampa alguna: si me gustaba el Paraíso, Mallorca era eso, el Paraíso."

ROBERT GRAVES: Por qué vivo en Mallorca.


domingo, 11 de octubre de 2009

DEIÀ I


"El martes o el miércoles próximos se celebran los noventa años de vida de Robert Graves, quien vive aquí desde hará unos cincuenta, no lo sé muy bien; pero fue él quien casi fundó (o por lo menos lo puso en la imaginación general al venir a vivir en él y a escribir aquí prácticamente toda su obra) este pueblo habitado ahora por unas cuatrocientas personas, en su mayoría poetas, pintores o periodistas retirados con los que uno se cruza en las calles empinadas cuando se va a comprar el pan o una botella de vino, y al segundo encuentro son ya como amigos y comienza el intercambio de saludos."

AUGUSTO MONTERROSO: La letra e: fragmentos de un diario.

martes, 6 de octubre de 2009

DRAGONERA


“Sa Dragonera es sin duda uno de los símbolos más perfectos de la simbiosis mito-paisaje. Su forma exacta de dragón semi-flotante en las aguas es algo más que una casualidad, como el hecho de que abunden tanto en ella las lagartijas, pequeños «dragones». Sa Dragonera es un emblema, un monumental encantamiento de las manos de la propia Creación, sin intervención alguna del hombre.

El islote vela como un auténtico vigilante la llegada de los barcos, que cruzan siempre por su morro como los intrusos por el de los dragones que guardan la entrada de las cuevas con tesoros. Se destaca sobre el atardecer como una mole negra, soñando las numerosas historias de piratas, naufragios, cuevas y moros que constituyen su universo mítico particular”.

CARLOS GARRIDO: Mallorca mágica