jueves, 28 de mayo de 2009

PADRÓN II


"Adiós, tranquilo hogar, techo amigo, sobre el cual han rodado tantos huracanes sin arrancar una sola hierba de esas que nacen solitarias y solitarias mueren, en las grietas que forman una y otra pizarra desunidas.

Yo me ahogo en las blancas paredes de tus habitaciones mudas y sin ruido.

Tu silencio y tu tranquilidad pesan sobre mi alma como la fría losa de un sepulcro."

ROSALÍA DE CASTRO: Flavio

viernes, 22 de mayo de 2009

VALLADOLID: SAN GREGORIO


El viejo colegio acoge hoy el Museo de Escultura castellana, y el peregrino no dejará de empapar los ojos con sus bellezas o de sobrecogerse y preguntarse por estas tan torturadas figuras de Berruguete, consumidas interiormente por alguna llama o inquietud, que en su tiempo se encontró que era algo amenazante y peligroso. Pero estamos aquí para evocar ahora la gran batalla dialéctica entre el doctor Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas sobre si los recién descubiertos indios de las Américas eran hombres. Y, en la portada misma del edificio, vemos a un lado y a otro unas figuras humanas revestidas de escamas: son los americanos, como decía D’Ors.”

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO: Guía espiritual de Castilla.



martes, 5 de mayo de 2009

LA ALBERCA


"Y cerrando los ojos veo las negras calles de la Alberca, los balconajes de madera, los aleros voladizos de sus casas, las mujeres sentadas en el umbral de las puertas y los niños jugando en la calle, y allí, en la fuente, una moza llenando el cántaro. Y corre la vida, como el agua de un arroyo que baja de la cumbre entre guijarrales. Y a las veces, el agua se enturbia. Y otras, como en este verano, casi se extingue por la sequía. Robustos castaños ciñen a la Alberca. Y los hombres miran al cielo, por si llueve sobre la tierra."

MIGUEL DE UNAMUNO: Andanzas y visiones españolas.

JOSÉ GUTIÉRREZ SOLANA: Retrato de Don Miguel de Unamuno.

viernes, 1 de mayo de 2009

GYTHIO


"Desde Esparta descendí por un valle en dirección sur, hacia el golfo de Laconia. Tras haber pasado varios días en el interior, el puerto de Gytheion me cautivó con su larga hilera de terrazas de restaurantes y resplandecientes balaustradas. Un camarero llegó con una servilleta de papel gigante y cubrió por completo mi mesa con ella. Después la fijó con pinzas para que no se la llevara el viento. A continuación me trajo un aperitivo de marisco y una jarra de vino blanco. Al otro lado del agua aparecieron unos veteados trazos de montañas: en Grecia uno raras veces deja de ver la próxima recalada."

ROBERT D. KAPLAN: Invierno mediterráneo.