sábado, 27 de noviembre de 2010

SEVILLA III


“¡Sevilla! Aquella no era ya “su” Sevilla. Era una ciudad portentosa, moderna, civilizadísima, con avenidas dignas de París, Londres o Bruselas, con Palaces y cabarets, pero no la ciudad encantadora hecha de pobreza, de bondad y de risa, incubándose en el cobijo de los palacios nobles, anonadada por el poderío del Alcázar, genuflexa por la magnificencia inconmensurable de la Catedral, cada una de cuyas piedras era una gema preciosa, cada una de cuyas obras era un milagro. Rememoraba su infancia, cuando tras larga espera bajo el sol, entre risas y cuchufletas, o en las sombras, apenas alumbradas, de la noche del Viernes Santo, abríanse las pesadas puertas y ante la multitud que se desplomaba de rodillas, entre las pías imploraciones de misericordia y las saetas, que eran como la vida que se escapaba por una herida sangrante, surgía la angélica taumaturgia de la procesión, donde, entre olas de luz y nubes de incienso que oscilaban y arremolinaban bajo los palios de oro y plata, aparecieron retorcidos y ensangrentados los Cristos, prodigios de la imaginaria cristiana, o las Vírgenes, agobiadas, genuflexas por un dolor sobrehumano bajo inacabables mantos bordados de oro, de perlas, de ámbares y azabaches, y joyas que envidiarían todas las soberanas de la tierra.”

ANTONIO DE HOYOS Y VINENT: El regreso a Triana (Españolada)


CARLES BENAVENT / JOSEMI CARMONA: Dama

miércoles, 24 de noviembre de 2010

SEVILLA II


“Frente a la gótica mole de la catedral, levantada con el soberbio ánimo de que las edades futuras tuvieran por locos a los autores de tamaña empresa, se imaginaron que estaban al pie de una montaña toda entera tallada como una piedra preciosa; mas presto sus miradas se prendieron a la torre galana y ascendieron por ella, deleitándose en la contemplación de los balconcillos de mármol, graciosos ajimeces y ajicarados atauriques que la adornan y le ponen como una salerosa mantilla de maja. Luego, cogidos del brazo y de un tirón, subieron hasta la plataforma del último cuerpo grecorromano, embebeciéndose allí en la contemplación del apretado caserío de la capital andaluza con sus callejuelas tortuosas, vetustos alminares, conventos sombríos, jardines risueños y lejanías y horizontes que le cantan al espíritu una evocadora canción.”

CARLOS REYLES: El embrujo de Sevilla.

domingo, 21 de noviembre de 2010

SEVILLA I


“En Sevilla, y en la margen del Guadalquivir, que conduce al convento de San Jerónimo, hay cerca del agua una especie de remanso que fertiliza un valle en miniatura, formado por el corte natural de la ribera, que en aquel lugar es bien alta y tiene un rápido declive. Dos o tres álamos blancos, corpulentos y frondosos, entretejiendo sus copas, defienden aquel sitio de los rayos del sol, que rara vez logra deslizarse entre las ramas, cuyas hojas producen un ruido manso y agradable cuando el viento las agita y las hace parecer, ya plateadas, ya verdes, según del lado que las empuja. Un sauce baña sus raíces en la corriente del río, hacia el que se inclina como agobiado de un peso invisible, y a su alrededor crecen multitud de juncos y de esos lirios amarillos y grandes que nacen espontáneos al borde de los arroyos y las fuentes.”

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER: Cartas desde mi celda.



CRISTÓBAL DE MORALES: Réquiem

domingo, 14 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA IV


“Desde el balcón de mi cuarto se ve la entrada del Guadalete. En el barro del río hay un casco viejo de un barco que están componiendo; un poco más lejos, al lado de una barraca, se ven las costillas de otro barco sostenidas por puntales. Sobre el muelle de la Ribera, unos cuantos hombres y chicos hacen cuerda de cáñamo; los hombres marchan hacia atrás con una madeja de estopa en la cintura y los chicos dan vuelta, mientras tanto, a una manivela que retuerce la maroma. Cerca, a la izquierda, hay junto al río una antigua fuente, pintada de rojo, que se llama la Galera.”

PÍO BAROJA: El mundo es ansí.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA III


“El Puerto, que también llaman Puerto de Santa María, está situado en la desembocadura del Guadalete, que va a verter sus aguas en la bahía de Cádiz. Es el almacén y el puerto de los vinos de Jerez. La ciudad, que es blanca, alegre y limpia, es como un Cádiz diminuto. Visitamos sus bodegas, grandes cuevas, anticipo de las de Jerez, y su plaza de toros, una de las mejores de toda España y mucho más frecuentada por los aficionados que la de Cádiz.”

BARÓN DE DAVILLIER: Viaje por España.

jueves, 4 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA II


"El Colegio estaba sobre el mar y rodeado de grandes parques; cerca de mi dormitorio había una ventana que daba a la playa y por donde, las noches de primavera, se veía el cielo profundo y dormido sobre el agua, y Cádiz, a lo lejos, con la luz triste de su faro."

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Autorretrato.

lunes, 1 de noviembre de 2010

PUERTO DE SANTA MARÍA I


"Sin cenar apenas, me acosté, durmiéndome en seguida, cruzado el sueño de azoteas azules, que ella saltaba alegremente, perseguida por mí y los ladridos de su perro, entre la algarabía de todo el barrio, encaramado hasta en la punta de las veletas. Pero a ninguno de los tres nos importaba. Sin Treviño, que jamás supe por qué rincón del sueño se había extraviado, seguíamos corriendo, a caballo sobre los pretiles, más lejos cada vez de los que nos gritaban, desvaneciéndonos al fin por la penumbra fresca de aquella manzana con chimeneas que se iba hacia el mar..."

RAFAEL ALBERTI: La arboleda perdida.