sábado, 26 de febrero de 2011

LANZAROTE VI


“Ahora rememoro, encontrando una suerte de compasión gozosa, todo lo que ha sido encastillado desastre y orgulloso cansancio de mí mismo. ¿Hasta dónde el orgullo puede desarraigarnos? Ahora rememoro, estando a muchas millas de mar, a muchos kilómetros de mi tierra, la ciudad de desasosiego que he abandonado. Aquí, en esta isla y en esta mañana bruñida, comienzo a comprenderme distanciado de la imagen que tengo de mí, allá lejos, como en una historia sucedida a otro.”

IGNACIO ALDECOA: Parte de una historia.


BENITO CABRERA: Nube de hielo

viernes, 18 de febrero de 2011

LANZAROTE V


“El sol se ponía cuando entramos en la Geria. Es un valle estrecho que se abre camino entre laderas de guijarros y gravas que van desde el violeta oscuro al negro. En el transcurso de los siglos, los habitantes de la isla han recogido los guijarros para construir unos muretes semicirculares, y después han ahondado en la grava para formar unas excavaciones protegidas por los muretes. En el interior de las excavaciones, al resguardo del viento, han plantado una vid. Las gravas volcánicas son un terreno excelente y la insolación es buena; la uva que vendimian da un moscatel muy aromático. La tenacidad exigida por estos trabajos era impresionante. El acta natalicia de Lanzarote fue una catástrofe geológica total; pero allí, en este valle, a lo largo de varios kilómetros, podía verse una naturaleza abstracta, reconstruida a la manera de los hombres.”

MICHEL HOUELLEBECQ: Lanzarote.


TOTOYO MILLARES Y JOSE ANTONIO RAMOS: Mazurka

lunes, 14 de febrero de 2011

LANZAROTE IV


“No eran grutas antaño habitadas y marcadas por los indios; no eran excavaciones industriales que obedecían a dibujos previos y a la eficacia ilimitada de las máquinas; no era el residuo de una laboriosa diversión de veraneantes desocupados y fabriles: era una casa, la breve utopía de un arquitecto que consideraba toda la naturaleza como un solo ser vivo, le hablaba a los árboles y conocía sus nombres, y sostenía que había piedras con triángulos perfectos que nadie había trazado, otras que podían crecer y, si la noche era lunada y calma, hasta soñar.

Decidió vivir bajo los arrecifes, escuchando por el día el rumor de la marea y, por la noche, hundido en sus estratos, el casi imperceptible de la Tierra que gira, o el del origen, el eco de la explosión inicial.

Por entonces otro arquitecto había concebido una casa transparente y vasta, que se desplegaba sobre una cascada, sin destruir las piedras ni los árboles, y en la que siempre se oía el murmullo del agua al caer. Aprovechando un jameo, como llamaban en la región al cráter de un volcán apagado, él construyó, excavadas en el mineral mismo, tres salas superpuestas y circulares, que agrandaban sus radios hacia lo alto, como una torre vaciada en el granito; también, con iguales proporciones, una escalera de caracol.”

SEVERO SARDUY: Pájaros de la playa.


YANNI: One man's dream

jueves, 10 de febrero de 2011

LANZAROTE III


“Después fuimos al Charco de los Clicos. El Charco es una pequeña laguna de aguas verdes en el interior de un cráter, mitad del cual, en tiempos pasados, se despeñó hacia el lado del mar. Poco a poco, con tiempo y paciencia, las olas fueron reduciendo a guijarros menudos y arena negra las gigantescas masas de lava y roca que se hundieron allí. De ellas sólo queda un pedregullo enorme, escenográfico, desbastado por la erosión en sus partes más quebradizas. Forma cuerpo con una plataforma amplia, al ras del agua, perfectamente horizontal, que la marea alta cubre.”

JOSÉ SARAMAGO: Cuadernos de Lanzarote.

sábado, 5 de febrero de 2011

LANZAROTE II


“En Femés no hay gallos para cantar la madrugada; en Femés este oficio es para los perros, que perros sí que hay, delgados, asustadizos, con las orejas puntiagudas y más de cuatro garrapatas en el cuello. En Femés los perros son los amos porque son muy dueños de sus vidas, porque son los amos de sus amos, aunque de patadas, piedras y variscazos tengan el lomo más que satisfecho. Los perros en Femés son amigos de las moscas, a quienes nunca espantan por verdes que éstas sean. Los perros en el pueblo son los señores, porque si es verdad que no comen, también es verdad que no trabajan. Los hombres y los perros cuando se cruzan por los caminos se saludan interiormente con una reverencia porque ambos se saben guardadores de secretos especiales. Durante la noche los perros de Femés no ladran a la luna, porque la luna no es forastera en el pueblo, ya que la luna es de Femés y nació en lo alto del monte Tinazor en la fecha misma que nacieron ellos. Pero al alba es otra cosa. El alba en Femés comienza con un tono claro en el horizonte y un color azul frío como el acero. Es como si apareciese una espada o un largo pez luminoso. Entonces los perros salen de las casas, de los grandes patios donde han pasado la noche y se reúnen en la plaza, si plaza puede llamarse al llano de tierra apelmazada que hay frente a la iglesia. Desde allí ladran furiosos a la torre, que en esos instantes se vuelve negra y hasta más alta. Los perros ladran mirando hacia arriba, hacia el campanario. La gente del pueblo dice que los perros a esa hora confunden la torre de la iglesia con Mararía la bruja, porque ella tiene la silueta alta y oscura y los ojos le brillan como los bronces de las pequeñas campanas. Luego, todo vuelve a quedar en silencio.”

RAFAEL AROZARENA: Mararía.


PEDRO GUERRA: Mararía.

martes, 1 de febrero de 2011

LANZAROTE I


"No debiste venir aquí. Esta isla no existe. Es un espejismo de los desiertos africanos. Es una balsa de piedra desprendida de España. Es un volcán que se olvidó de irrumpir en México. Vas a creer lo que ves y cuando te vayas te darás cuenta de que nada está allí. Vas a acercarte en el vapor a una fortaleza negra que surge del Atlántico como un fantasma lejano de Europa. Lanzarote es la nave de piedra anclada precariamente frente a las arenas de África; pero la piedra de la isla es más ardiente que el sol del desierto.


Todo lo que ves es falso, es el cataclismo nuestro de cada día, sucedió anoche, no ha tenido tiempo de hacerse historia, y va a desaparecer en cualquier momento, como llegó, de la noche a la mañana. Miras las montañas de fuego que dominan el paisaje y recuerdas que hace apenas dos siglos no existían. Las cumbres más altas y fuertes de la isla acaban de nacer y nacieron destruyendo, sepultaron en lava ardiente las humildes viñas, y apenas se calmó la primera erupción, hace cien años, otra vez, el volcán volvió a bostezar y con su hálito quemó todas las plantas y cubrió todos los techos.



No debiste venir aquí. ¿Qué te trajo de nuevo hasta mí? Nada de esto es cierto. ¿Cómo van a caber dentro de un cráter debajo del mar una cordillera de arena y un lago de un azul más fuerte que el del mar y el del cielo? Qué ganas de darte cita allá abajo de las olas, donde tú y yo nos volvamos a ver como dos espectros del mar océano que siempre debió separarnos. ¿Vamos a reunirnos ahora tú y yo en una isla trémula donde el fuego está enterrado en vida?"

CARLOS FUENTES: Los años con Laura Díaz.


GYORGY LIGETI: Atmospheres