martes, 24 de enero de 2012

MINERVE


“La Montaña Negra es una pequeña región aislada, misteriosa y oscura; una lengua de rocas cristalinas, cubierta de espesos bosques que penetra como dedo de guante en las tierras molásicas de Aquitania. Hacia el norte corta la llanura con una escarpadura límpida, abierta de trecho en trecho, por profundos aunque cortos valles a menudo engalanados de cascadas. Como en las gargantas de Malemort ahondadas por las aguas turbulentas del Sor que dominaban la poderosa mole, hoy en ruinas, del castillo de Roquefort. Tal es también el caso de Hautpoul construido sobre una estrecha arista rocosa encima del barranco de Arnette. Hacia el sur, en dirección a Carcasona, el paso entre la llanura y la montaña es menos brutal, puesto que la penillanura de viejas rocas se sumerge en un manto de tierras calcáreas (Cabardès y Minervois) que cede progresivamente espacio a las molasas y a las arcillas de Naurouze y del Carcasonés. Pero la gran variedad de contactos entre rocas de dureza y calidad diferentes da como resultado parajes a menudo fantásticos donde pueden erigirse fortalezas: Saissac, en la confluencia de dos barrancos; Cabaret, hoy Lastours, una cresta pizarrosa entre los barrancos de Orbiel y de Grésillou, sonde se yerguen tres pequeños castillos, Cabaret, Surdespine y Quertinheux (un cuarto, Tour Régine, se construirá después de la cruzada); finalmente Minerve con sus dos cañones, sus grutas refugio, sus ríos que se pierden en cursos subterráneos, todo ello dominado por un estrecho pedículo de paredes verticales sobre el que se apiñan todavía hoy el pueblo y las fantasmagóricas ruinas de su castillo. La Montaña Negra es un territorio casi desierto. La función de sus castillos, más que guardar la entrada de la montaña, era servir de refugio a las poblaciones de la llanura o a amenazarlas cuando la ocasión así lo requería.”

PAUL LABAL: Los cátaros: herejía y crisis social.






“Au nord de Lézignan, quand on a franchi Olonzac et Azillanet, on quitte brusquement la plaine audoise pour les derniers ressauts des monts de l’Espinouze. Une étroite route serpente sur le causse, entre les rocs et les garrigues parsemées d’oliviers et de chênes verts. Elle débouche soudain au-dessus d’un cañon : c’est le lit asséché de la Cesse – un petit affluent de l’Aude – dont les parois verticales sont rongées à la base par les eaux qui jadis y coulaient à ciel ouvert et dont le cours est aujourd’hui souterrain. A un endroit donné, la Cesse recevait à sa gauche le Brian, aussi encaissé qu’elle, et qui, lui, coule encore en un mince filet d’eau. Au confluent de ces deux ravins découpés comme au couteau dans le plateau calcaire, un promontoire qui a la forme exacte d’une tête de tibia. Le village fortifié de Minerve, dont sur mille mètres de long les courtines délabrées et les tours chancelantes dominent en surplomb la double vallée de cailloutis, en occupe toute la partie renflée. Au nord, le promontoire s’étrangle : moins de vingt mètres de largeur ; c’est là que s’élevait le château du vicomte.”

MICHEL ROQUEBERT: Citadelles du vertige.

2 comentarios:

cessione del quinto dijo...

Què fantàsticas fotos,Rubèn....esos pequenos lugares virgenes, incorruptos y tradicionales. Me encanta. Un abrazo y felicidades por tu trabajo. Es genial, ahora me pasarè por el resto de tus blogs.
Sara M.

Amparo dijo...

También estas piedras son bonitas, y el cartel con el nombre de la calle me encanta. Suelo hacer fotos de ellos cuando voy a cualquier parte, dicen mucho de un lugar. Montaña negra, qué definitivo nombre.
Saludos