"Desde Santo Domingo se oye al Miño cantar su pausado y grave gregoriano, y uno se imagina que como en la historia de lord Dunsany, los espíritus de las aguas pueden venir silenciosos hasta la iglesia a sumergirse en la pila de agua bendita y así librarse de pecado. Dejamos Santo Domingo, por la calle del santo y la plazuela del Arco, y luego subiendo unas escaleras, hacia la catedral y los franciscanos, dimos con la lamprea que nos estaba esperando. No era una lamprea: era "la lamprea", física y metafísicamente hablando: era el Miño submarino, negro y untuoso, cocinado en la chata tartera de barro. La lamprea es el poso que dejan las aguas del Miño al cabo de un recorrido de 340 kilómetros."
ALVARO CUNQUEIRO: "El pasajero en Galicia"
ALVARO CUNQUEIRO: "El pasajero en Galicia"
