martes, 10 de abril de 2012

HÍO




“Desde Bueu a la antigua y noble villa de Cangas de Morrazo, tiene el viajero ante sí dos rutas. Una –la más larga– por Beluso, Aldán e Hío, es una pura maravilla, y sus 20 kilómetros de recorrido parecerán siempre cortos al viajero amigo. La carretera se sumerge entre verdes, oros y azules, festoneando playas de intacta hermosura. La vista es asombrosa: las islas de Ons, las Cíes, los oros o verdes del campo, los árboles que se mojan y reflejan en el mar, la pequeña ría de Aldán, los montes, la luz y, enfrente, el mar, siempre el mar… Al pasar por Aldán, que guarda el antiguo pazo de los Aldaos, de los actuales condes de Canalejas, sus herederos, con bello jardín de bojes y magnolias, buen bosque y artística fuente con la imagen de Nuestra Señora, la desviación de un ramal de la carretera que va a Donón, extrema punta de Morrazo que se asoma grandiosamente frente a las Cíes y el Atlántico, llevará al viajero hasta la riente parroquia de Hío, de helénico nombre, donde podrá admirar uno de los más curiosos y bien trabajados cruceros de Galicia, obra de la cantería popular del pasado siglo.”

JOSÉ MARÍA CASTROVIEJO: Galicia. Guía espiritual de una tierra.

3 comentarios:

Amparo dijo...

Pasé un frío horrible en Cangas. Tus fotos muestran otro clima.
Un amigo perdió un anillo en ese mar. Para siempre.
Me gustan esas cruces.

rubén dijo...

No te creas, la Eva del cruceiro también está pasando frío.

Andrés dijo...

Conozco bien el sitio: veranee toda mi vida en la zona (mi padre era de Pontevedra) y siempre (de pequeño también) quedé prendado del cruceiro de Hío. Un abrazo, Rubén.