domingo, 13 de junio de 2010

VALLDEMOSSA


“El ruido de los torrentes, la carrera precipitada de las nubes, el grande y monótono clamor del mar interrumpido por el silbido del viento, los lamentos de las aves marinas llenas de espanto, perdida su ruta en las violentas rachas, después de grandes nieblas que caían de repente como un sudario y que, penetrando en los claustros por las arcadas rotas, nos volvían invisibles y hacían que la pequeña lámpara que llevábamos para guiarnos, semejara un fuego fatuo errante bajo las galerías y otros mil detalles de esta vida cenobítica que se agolpan a la vez en mi recuerdo; todo esto hacía con seguridad, de la Cartuja, el lugar más romántico de la tierra.”

GEORGE SAND: Un invierno en Mallorca.



“El claustro, obscuro, enorme, conmovíase con una música misteriosa que parecía venir de muy lejos, al través de los recios paredones. Era Chopin, que, inclinado ante el piano, componía sus Nocturnos. La novelista, a la luz de una vela, escribía Spiridón, la historia del monje que acaba por demoler todas sus creencias, y muchas veces cortaba su trabajo para correr al lado del músico y preparar sus tisanas, alarmada por la frecuencia de su tos. En las noches de luna tentábala el escalofrío de lo misterioso, la voluptuosidad del miedo, y salía al claustro, cuya lobreguez cortaban las manchas lácteas de los ventanales. ¡Nadie!... Después sentábase en el cementerio de los monjes, esperando en vano la aparición del fantasma para animar su monótona existencia con algo novedoso.”

VICENTE BLASCO IBÁÑEZ: Los muertos mandan.



“Se atravesó el dantesco trecho de los olivos centenarios, milenarios, que perpetúan, como en eternidad, sus como petrificados gestos y ademanes de metamorfosis; se dejó a un lado la colosal mole que tiene un nombre y una leyenda moriscos; se vieron por fin las vastas colinas cultivadas, a graderías, como en anfiteatro, las hondonadas y valles con sus casitas, sus sembrados, sus viñas, sus higueras, sus cactus africanos, las raquetas espinosas adornadas con los pompones encarnados de los higos chumbos. Se divisaron las casas del pueblo, se pasaron tapiales y callejuelas donde jugaban niños risueños y sucios; se detuvo por fin el vehículo frente al vetusto y tradicional edificio, cuya ancha puerta, bajo sus dos cuadradas torres, y coronada por un escudo en que se ve esculpida la imagen de San Bruno, estaba adornada de palmas. Desde fuera y por todos los escalones había regadas ramas de mirto.”

RUBÉN DARÍO: El oro de Mallorca.



“Cae el crepúsculo. Tornamos a nuestra casa; es una celda del viejo monasterio de Valldemosa. Una mujer célebre ha estado en estos parajes; pero mucho más tarde un gran poeta, inolvidable amigo, ha habitado también esta mansión. Y si antes de su venida el famoso ingenio extranjero diríase que daba cierto carácter literario a la isla toda, ahora es el poeta español quien pone en esta tierra, principalmente, ya que no con exclusividad, ese ambiente que los grandes artistas, que el recuerdo de los grandes artistas, presta a los paisajes y a los edificios. Villanueva de los Infantes es Quevedo; Esquivias es Cervantes… La sombra de Rubén Darío vaga por la hermosa tierra de Mallorca. Aquí estuvo, durante meses, Rubén. Sus ojos se empaparon desde estas costas en el azul del Mediterráneo.”

AZORÍN: El paisaje de España visto por los españoles.



“¡Qué invierno aquel en Mallorca!: los vientos bramaban, las rieras se desbordaban, las casas gemían y las paredes rezumaban agua. Lleno de pensamientos siniestros, Chopin comenzaba a soñar con monjes negros. Él mismo se iba convirtiendo en un olivo de dedos nudosos, en una palmera perdida en un cielo de tormenta.”

MAURICIO WIESENTHAL: Libro de réquiems.

4 comentarios:

Madison dijo...

Te felicito. Te felicito por los párrafos escogidos y por supuesto tambien por las maravillosas fotografías.
Un abrazo Rubén

Elvira dijo...

¡Qué precioso lugar y preciosa entrada! De tus maravillosas fotos me quedo especialmente con la tercera.

¿Recuerdas que te hablé de Cadaqués? Mi hija ha pasado el fin de semana allí y he puesto sus fotos en mi última entrada.

Un beso

Teresa Giménez Pous dijo...

No tengo palabras.......has escogido unos textos preciosos para unas fotos maravillosas. La de las hojas con los reflejos en el agua del emparrado es un cuadro perfecto; las otras, la sombra de la reja, la ventana, el claustro....tambien me gusta la pequeñita de la derecha la que sales, supongo que con tu hija, en brazos.
FELICIDADES, seguro que ha sido un viaje bien aprovechado.

Amparo dijo...

Muy hermosas las fotos, todas; por supuesto me quedo con la sombra de la rama que se clava en la pared.
El lugar es de verdad tan bello que cualquiera podría escribir sobre él.
Pero Sand mentía; su vida allí fue un infierno. No hay nada peor que ser desgraciado rodeado de tanta belleza.
De Chopin, para mí, los valses.

Saludos