miércoles, 14 de octubre de 2009

DEIÀ II


"Cuando por fin llegó a Deia, muy fatigado y con los pies doloridos, Anceo encontró a la ninfa de las Naranjas sentada muy erguida sobre una piedra, cerca de un manantial caudaloso que brotaba con fuerza de la roca de granito y regaba la huerta. Aquí la montaña, cubierta por una espesura de olivos silvestres y encinas, descendía bruscamente hacia el mar, quinientos pies más abajo, salpicado aquel día hasta la línea del horizonte por pequeñas manchas de bruma que parecían ovejas paciendo."

ROBERT GRAVES: El vellocino de oro.



"Quería ir a un lugar donde la ciudad fuera todavía ciudad y el campo, campo; y donde el arado tirado por el caballo no fuera todavía un anacronismo. Había otras aspiraciones, naturalmente, como buen vino, buenos vecinos y que no estuviera demasiado alejado del meridiano de Greenwich. Pensándolo bien, la primera persona que me recomendó Mallorca fue Gertrude Stein (...) Gertrude, que siempre hablaba con sentido común, me aseguró que los mallorquines eran alegres, limpios y amables, culturalmente afines al sur de Francia y agriculturalmente todavía anclados en el siglo dieciocho. Añadió que en todo aquello no había trampa alguna: si me gustaba el Paraíso, Mallorca era eso, el Paraíso."

ROBERT GRAVES: Por qué vivo en Mallorca.


2 comentarios:

Odel dijo...

Un fragmento muy adecuado para la bonita fotografia

Amparo dijo...

Me impacta la primera foto, es inmensa.
Saludos